A los problemas con la saturación de locales dedicados a la hostelería y al ocio nocturno, los vecinos de Russafa suman ahora la vertiginosa escalada de viviendas dedicadas al turismo e incluso comienzan a detectar lo que ellos denominan como «prácticas de acoso inmobiliario» para expulsar a los inquilinos de los pisos con la intención de reconvertirlos en nuevos negocios turísticos.

Así, la red de colectivos Entrebarris de Russafa denunció ayer la reciente expulsión de seis familias del barrio de Russafa, después de que la nueva propietaria de un edificio «haya forzado la marcha de las mismas». «Los denunciantes señalan que la constructora informó a los arrendatarios de que no les iba a renovar los contratos de alquiler, invitándoles a que abandonaran ya el edificio», en el número 31 de la calle Buenos Aires, según informan. «Al mismo tiempo, inició unas obras en el interior del mismo, con las molestias evidentes para todos los habitantes», asegura el colectivo de entidades vecinales.

Ante este hecho, diferentes entidades tanto de Russafa como del resto de la ciudad han anunciado diversas acciones de protesta a lo largo del festival «A les balconades», que se celebra este mismo fin de semana en la zona. Entre ellas destaca una «bicicletada» por el barrio, que parará el próximo viernes delante del edificio afectado para reivindicar el derecho del vecindario a vivir en su propio barrio.

María, una de las promotoras de la red de entidades, sospecha que estas viviendas «van acabar destinadas a apartamentos turísticos, como está ocurriendo con otros edificios de la zona». Para esta vecina de Russafa, «la presión turística aquí está provocando que muchas personas no puedan renovar sus alquileres y se tengan que marchar de su barrio». Denuncia igualmente el desembarco de inmobiliarias y grupos inversores en la zona para comprar viviendas, que luego «se ofrece en Airbnb o se destina a apartahoteles».

Derechos del vecindario

Entrebarris es una red de colectivos de barrio y asociaciones de vecinos que se opone frontalmente «al galopante proceso de turistificación que vive València». En este contexto, reivindican el derecho a la ciudad de los vecinos y demandan «acciones que aseguren el acceso a la vivienda y la permanencia en la misma». Así, critican duramente al gobierno del tripartito «a quien acusan de promover un modelo de ciudad dominado por la industria del turismo».