El Ayuntamiento de València investiga las agresiones físicas e insultos racistas por parte de varios agentes de la Policía Local a una pareja de cameruneses en el Centro Cultural y de Ocio de Camerún, situado en el barrio de Benicalap.

Los hechos ocurrieron el pasado martes cuando varias patrullas de la Policía Local de València acudieron a la asociación. El centro, que actualmente está alquilado al vicepresidente de la entidad, Cédrik Komol, dónde vive con su mujer María Nieves Nfina y su hijo de tres años, está declarado en cese de actividades.

El consistorio investiga lo que comenzó siendo como una visita rutinaria policial para comprobar si se estaban realizando dichas actividades y terminó con la detención «violenta» de María Nieves.

«Yo estaba fuera, sin hacer ningún ruido hasta que llegó la policía y nada más bajar se pusieron los guantes y eso me asustó», explicó a Levante-EMV la detenida, quien se encontraba fuera del local cuando la policia, «con malas formas», apareció en la asociación y les mostró una multa.

«Sería sobre las 10:30 horas cuando yo estaba dentro con mis primos y mi hijo y entró mi mujer diciendo que estaba la Policía Local. El jefe de policía me mostró la multa y me preguntó muy nervioso quien era el responsable de la asociación y yo le dije que en ese momento nadie, ya que las actividades habían cesado», declaró Komol, quien además insiste en que «esto es un acoso». «Continuamente recibimos visitas policiales por la queja de un solo vecino que quiere echarnos de aquí», cuenta el vicepresidente del centro cultural.

Forcejeo e insultos

María Nieves explica que la noche que sucedieron los hechos, ella entró a coger la documentación de su marido y cuando salió tuvo que mediar entre Komol y la policía. «Los agentes cogieron a mi mujer y la lanzaron fuerte», indica el vicepresidente de la asociación.

En medio de ese forcejeo, la pareja asegura recibir agresiones físicas por parte de la policía. Minutos después se multiplicaron las patrullas y Nieves fue detenida por los agentes. «Me cogieron, me tiraron encima del coche, me esposaron y yo pregunté, ¿por qué me están deteniendo?», explica la afectada.

En el vídeo que grabó esa noche uno de los vecinos, se puede observar cómo un agente desaloja de un empujón a una persona y cómo la detenida, que no deja de clamar por su hijo de 3 años que permanecía dentro del local, es reducida por cuatro agentes cayendo de bruces contra el suelo para maniatarla.

«Me tiraron al suelo, me trataron como un animal. No hace falta que explique lo que he vivido. Luego se sentaron encima de mí y aún tengo dolores en el pecho», cuenta la acusada.

Los vecinos del barrio que conocen de cerca a la familia y que además han participado en una recogida de firmas en contra del cierre del local, aseguran que no se estaba organizando ruido ni disturbios cuando llegó la policía.

En el interior del coche, María Nieves explica que recibió «fuertes insultos». «Me llamaron puta, gorda de mierda. Te vamos a reportar a tu país y te vamos a quitar a tu hijo», explica la mujer, quien asegura que los policías le amenazaron con que la próxima vez les detendrían tanto a ella como a su marido.

Los representantes del grupo político València en Comú, que forma parte del actual Govern de la Nau, se reunieron ayer con la familia camerunesa para conocer de primer mano la versión y poner en marcha una investigación que determine si los hechos son ciertos.

«Desde la concejalía de Cooperación al desarrollo y Migración se van a tomar las medidas correspondiente. Nuestro principal objetivo es convertir València en una ciudad de acogida y libre de racismo, por eso cualquier práctica sospechosa tiene que ser investigada hasta el final», declaró Neus Fábregas, concejala de Cooperación y Migración.

Por su parte, fuentes municipales aseguraron que ya se han pedido datos a la Policía Local sobre el incidente, aunque desde el primer momento el cuerpo policial ha asegurado que no hubo agresión ni trato racista durante su intervención.