La tantas veces anunciada Estación Central ferroviaria de València parece que, por fin, se mueve sobre unas vías de actuación firmes, aunque, eso sí, sin determinar claramente plazos de ejecución ni presupuestos específicos. Lo que sí parece claro es que será el Estado, mediante Adif, el que asumirá el 100 % de la financiación de la misma, así como del Túnel Pasante. En total, una estimación de más de 1.000 millones de euros de inversión en esta infraestructura que se viene dilatando desde los años 80.

Este compromiso, que ya quedó patente el pasado 4 de octubre tras la reunión en el Palau de la Generalitat del president de la Generalitat, Ximo Puig, con Íñigo de la Serna, ha quedado ahora confirmado con una carta del ministro de Fomento al alcalde Joan Ribó y a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a la que ha tenido acceso Levante-EMV. En ella De la Serna dice responder expresamente al Manifiesto de Barcelona y València por el coredor mediterráneo que los alcaldes de ambas ciudades enviaron al ministerio el pasado julio después de firmarlo en una reunión en Barcelona.

En este sentido, Ribó considera que esta misiva supone un «compromiso firme» del ministerio a las peticiones del alcalde. Y añade que también se compromete a financiar el 50 % del Canal de Acceso.

En la citada carta el ministro indica que su compromiso con las Comunidades por las que discurre el coredor y con las ciudades de Barcelona y València «es firme y estamos dando pasos decisivos en colaboración con las restantes administraciones para que, pese a la complejidad de muchas de las infraestructuras, ésas se hagan realidad en plazos muy razonables».

Ahí, en la extensión de esos «plazos razonables» puede estar la clave tanto de la finalización de las obras, y su consecuente disfrute por parte de los ciudadanos, como en el coste final de las mismas.

En esta línea, Ribó matiza que «el trabajo que hemos realizado desde el Ayuntamiento de València para que se tengan en cuenta las necesidades de nuestra ciudad, empiezan a dar sus frutos. Pero València necesita pasar de las declaraciones de intenciones a los hechos».

El primer edil indica que «València debía situarse de una vez por todas en la agenda del Ministerio de Fomento; hemos trabajado por ello, y vamos a continuar haciéndolo, porque no tendría sentido que, por ejemplo, València continuase siendo la única ciudad de España sin un acceso ferroviario soterrado».

En este sentido, dijo que su prioridad «es volver a unir los barrios de València, actualmente divididos por las vías del ferrocarril, así como hacer realidad después de tantos años de promesas incumplidas un gran pulmón verde en el centro de la ciudad, que incluya la Estación Central definitiva, dejando atrás la actual, que es provisional». «Del mismo modo -añadía- València no puede convertirse de nuevo en el semáforo de Europa, esta vez ferroviario, por lo que el túnel pasante es una prioridad para la consecución del coredor mediterráneo»

«Es clave para ser competitivos»

Ribó se refería, expresamente, a las consecuencias económicas de esta ansiada infraestructura: «Me preocupa la economía de València, la presente pero también la futura, y el corredor es clave para ser competitivos y conectarnos con el resto de Europa; en definitiva, para ser polo de atracción empresarial y generar empleo de calidad en nuestra ciudad», matizaba.

Joan Ribó insistía en que «el nuevo talante de Fomento debe traducirse en hechos en aspectos cruciales para la ciudad, como son estas infraestructuras ferroviarias o el desbloqueo de la Marina, para que se permita el correcto desarrollo de la ciudad».

Por lo que se refiere a las inversiones necesarias dentro de la ciudad, Ribó explica que para València, «el proyecto de integración urbana es el de conversión de la Estación València Norte, actualmente la única del tronco del coredor mediterráneo que es terminal (lo cual obliga a rebotar todas las circulaciones), en una estación pasante, que supere el cuello de botella de capacidad y de funcionalidad actual, y mejorando de forma radical la integración del ferrocarril en toda la ciudad y en los barrios del sur en particular. València no quiere ser el nuevo semáforo de Europa en el transporte de mercancías», sentenciaba.