284 personas. Es el número que de miembros de la Asociación Eixidors del Trasllat de la Mare de Déu, encargados de la seguridad de todos los que mañana se acercarán a honrar a la patrona. Juan Gimeno, el secretario de la organización, reconoce humildemente que participan «como el pueblo», pero con indicaciones de la Basílica para evitar que ese «pueblo» sufra daños. Hoy sabrán cuál será su papel, pero Gimeno se adelanta: «haremos el cordón alrededor de la Virgen para que cuando entren en avalancha nadie salga herido ni se perjudique la imagen». Además, cubrirán el acceso al templo, ayudados por la Policía Local. Una iniciativa que Gimeno valora positivamente porque «todo lo que sea por seguridad, me parece bien». Se trata de evitar sucesos como el del año pasado, cuando una de las puertas de bronce se descolgó del eje.

El momento más importante llegará cuando abran el pasillo por la calle Micalet para «guiar» a los que lleven el paso, mientras otro grupo espera en la Catedral la entrada de la Verge. Y no será difícil reconocerles: visten de naranja desde casi el principio, cuando solo eran un grupo de voluntarios que ayudaban a proteger la imagen. Este año su color corporativo coincidirá con el manto de la Verge que protegen.