Un cliente apasionado por la mecánica de precisión. Una antigua panadería industrial abandonada. Un arquitecto deseoso de experimentar con nuevos tipos de vivienda... Del encuentro de esos tres factores no podía surgir sino este loft situado Lieja (Bélgica) que muestra cómo los espacios industriales pueden ser transformados en casas que nada tienen que ver con los estereotipos.

"Las ideas preconcebidas acerca de cómo deben ser los lofts están tan arraigadas como son pseudocontemporáneas", opina el arquitecto Daniel Dethier, y a menudo tales reformas resultan superficiales y demasiado manidas, "una cosa del pasado, un tratamiento tosco para una vida fuera de sintonía con las expectativas actuales", asegura.

Dethier abrió el espacio tanto como fue posible eliminando los tirantes y fortaleciendo las vigas con placas de metal fijadas en la cumbrera. Los 154 m2 resultantes se distribuyen alrededor de un módulo revestido de aluminio que recuerda la estética aerodinámica de la caravana Airstream. Este remolque alberga dos baños, áreas de almacenamiento, un aseo y la calefacción y ventilación.

El artista Jean Glibert seleccionó los colores saturados de los baños, que se vislumbran a través de tres aberturas que pueden ser opacas. Estos tonos dan energía al interior, que es predominantemente blanco para refl ejar la luz indirecta y destacar el brillo del aluminio del remolque. Se prestó especial atención a las vistas desde el living, que da a una terraza de 107 m2.