Carmen Franco Polo ha confesado que sufre un cáncer terminal que le fue diagnosticado este verano. La única hija del dictador Francisco Franco Bahamonde y de la asturiana Carmen Polo estaba restringiendo y suprimiendo sus salidas, por lo que las alarmas se encendieron. A sus 91 años, la viuda del marqués de Villaverde, Cristóbal Martínez-Bordiú, pasa sus días en casa junto a un hijo y dos nietos, tal y como revelaba su hija Carmen Martínez-Bordiú en un plató de televisión.

"Todo ha sido este verano, he estado quince días de médicos y dicen que debe ser de hace tiempo, pero bueno, lo he asumido y no pasa nada. No tengo tratamiento, no hace falta", explicó Carmen Franco a "La Otra Crónica".

La hija de Francisco Franco ya no lee el periódico, aunque sí hojea las revistas. Así se enteró de la reciente relación de su hija con el coach emocional Timothy Mckeague. Carmen Franco es discreta y no le ha preguntado nada a su hija de su nueva relación: "Mi madre es una mujer serena, no dura. Se ha forjado en unos ambientes estrictos y la época de su padre fue difícil, con un marido también difícil y unos hijos que no han sido fáciles".

Y añadía: "Nunca se ha parado a pensar quién era el hombre ideal para mí. Ha respetado las parejas de sus hijos. Se ha llevado bien con todos. Quizás a la persona que menos vio fue a mi tercer marido".

"Estamos muy orgullosos de la madre que hemos tenido aunque no se lo hayamos dicho", reflexionó su hija ante las cámaras, sin esquivar la pregunta de si tiene miedo a perder a su madre: "Por supuesto, pero la veo tan serena y bien, como diciendo he querido vivir esta vida. Y me parece fantástico que cada uno viva la vida que quiere. He aprendido a vivir con la gente que ya no está, porque somos energía y esa energía la sientes".

Carmen Franco dedicó cuarenta horas a hablar con la periodista Nieves Herrero, reflejadas en la novela histórica "Carmen. El testimonio novelado de la hija de Franco. Una mujer testigo de la historia". "No tengo miedo a nada, ni tan siquiera a la muerte, la he visto de cerca muchas veces y la conozco perfectamente", afirma en el libro, "no me pillará quieta, reivindico mi nombre porque no quiero ser juzgada por la vida de los demás, ni la de mis padres, ni la de mi marido, ni la de mis hijos. Soy Carmen, nada más. Una mujer que ha sido testigo de casi un siglo de historia. No sé cuánto tiempo voy a vivir más, tampoco me importa. Hasta donde llegue he llegado...".