Una empresa farmacéutica ha desarrollado una novedosa terapia contra el cáncer de mama, el TDM-1, que está llamada a «revolucionar» el tratamiento de esta enfermedad ya que, por primera vez, agrupa en una única molécula un agente biológico que hace de «caballo de troya» o «misil teledirigido» para activar una potente quimioterapia que se libera al llegar a la célula tumoral.

Este avance, de Roche, que ha protagonizado la sesión plenaria del Congreso de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO, en sus siglas en inglés) que se celebra en Chicago (EE.UU), actúa contra un subtipo del cáncer de mama HER-2 positivo, que causa el 20 % de estos tumores.

El mecanismo de acción utilizado representa «una nueva forma de abordar el cáncer», como ha señalado Joan Albanell, del Servicio de Oncología del Hospital del Mar de Barcelona, que ha participado en España en el desarrollo de esta terapia experimental y no descarta que pueda ampliarse en el futuro como primera opción terapéutica de este tipo de cáncer u en otro, como los tumores gástricos, en los que también juega un papel clave el HER2.

En concreto, la molécula incorpora el trastuzumab —comercializado como «Herceptin» por Roche— la terapia biológica que hace 10 años revolucionó el tratamiento de esta enfermedad y recupera la potente quimioterapia DM1, que se desarrolló hace 20 años pero que no se utilizaba desde entonces por su alta toxicidad.

«Es 20 veces más potente que muchas de las quimioterapias que se utilizan actualmente, de ahí que al administrarse de forma convencional los efectos secundarios fueran muy altos», explicó Albanell.

Sin embargo, unida al trastuzumab permite llevar esta quimioterapia hasta la membrana de la célula tumoral y, una vez allí, liberarla. «Los beneficios son espectaculares, al tiempo que se minimizan los efectos secundarios para estas pacientes», destacó el jefe de la Unidad de Mama del Hospital Vall d'Hebrón de Barcelona, Javier Cortés.

Los resultados presentados en ASCO para demostrar su eficacia corresponden al estudio internacional Emilia, que ha incluido a más de mil pacientes en fase metastásica que sufrieron una recaída tras un primer tratamiento y en el que han participado investigadores y pacientes del Instituto Valenciano de Oncología y de los hospitales de La Paz y 12 de Octubre de Madrid, del Vall d'Hebrón de Barcelona, el Miguel Servet de Zaragoza, el Virgen del Rocío de Sevilla, el Arnau de Vilanova de Lleida, el Marqués de Valdecilla de Cantabria y el Reina Sofía de Córdoba.

Los resultados han demostrado como este fármaco, que se administra por vía intravenosa una vez cada tres semanas, logra retrasar la evolución del tumor una media de 9,6 meses, frente a los 6,4 meses que consigue la terapia estándar. Además, la tolerancia ha sido muy buena, como prueba que en solo un 15 % de las pacientes hubo que bajar la dosis y solo un 4 % abandonó.

Aunque todavía faltan por conocer los beneficios sobre la supervivencia global de estas pacientes, Albanell ha avanzado que el objetivo ha de ser solicitar su aprobación inmediata ante las autoridades reguladoras de Estados Unidos y Europa.

Cortés ha ido más allá y asegura que su aparición va a propiciar un cambio en el tratamiento estándar de estos tumores, a lo que también va a contribuir la aparición de otra nueva molécula, el pertuzumab, que combinada con la terapia estándar actúa como un «cinturón de castidad» sobre la proteína HER-2, impidiendo así que el tumor pueda expandirse.