Si llega a saber como de complicado es este sector del vino... ¿se hubiese embarcado en esta aventura?

Claro que sí. Esto no es sólo un proyecto empresarial, es claramente una vocación, y las decisiones se han tomado de manera gradual y con paciencia. Es verdad que el sector está muy regulado desde el punto vista de la administración tanto autonómica como central y que no cuentas con las ayudas de emprendimiento que deberían existir, pero a cambio cuentas con una zona de vinos extraordinaria y con colegas que te ayudan y aconsejan.

¿Que tienen sus vinos para que sean diferentes a los demás?

Desde el principio pensé que tenía que hacer algo diferente, que en sí mismo fuera novedoso y que aportara algo al mundo del vino. Durante años recorrí las regiones vinícolas de Francia y de allí traje las dos variedades que más me impresionaron, Viognier y Riesling, que junto a las autóctonas Moscatel y Verdil configuraron un proyecto de sólo vinos blancos, porque creímos que era donde más se podía aportar. Los vinos blancos eran los hermanos pobres de las bodegas y se tenían a menos. Nuestra voluntad era cambiar ese concepto haciendo vinos más gastronómicos y con más fundamento y estructura.

Este año Peñín ha calificado como excelentes a la mitad de su gama de vinos... ¿casualidad o es que están trabajando bien en bodega?

En las grandes guías la casualidad no existe. Desde el principio nuestros vinos fueron bien acogidos por los críticos. El año pasado nuestro Riesling fue considerado el mejor de España por un portal ingles de mucha importancia. Cada año la bodega trata de mejorar tanto en la elaboración como en el campo, donde hemos conseguido el certificado de agricultura ecológica, que forma parte de nuestro ideario de ser lo más auténticos y sinceros. La vendimia manual en el total de la plantación tiene beneficios indudables en el vino pero aumentan sensiblemente los gastos de producción. En bodega, la crianza en lías y también en barricas ha ido mejorando la calidad, y cada año hay un plan de inversiones en ambas partidas que hace que vayamos consiguiendo mejorr cada vez más nuestros vinos.

¿Sobre que novedades trabajan para el próximo año?

Trabajamos para el año que viene en un Verdil excepcional. La vendimia de este año ha sido muy difícil y con menos producción, pero los vinos tienen mucha calidad, y el Verdil nos ha sorprendido a mejor. La Verdil es una cepa autóctona de la que esperamos que nos de grandes satisfacciones. Su crianza en lías durante cinco meses y cuidado excepcional en la vinificación y en el campo así nos lo hacen creer. Por otra parte, por los mismos motivos el Viognier presenta una gran proyección para la añada 2017. La Riesling continua su evolución ascendente y será también excepcional.