Se imaginan que dentro de una cueva situada en España está el río más largo formado por una sustancia blanca y cremosa que no se endurece nunca, ¿no verdad?, pues existe. Este río está formado por la sustancia llamada leche de luna y fue descubierto por un grupo de espeleólogos en el año 2002, en una caverna del macizo de Ernio, en el valle de Aizarna, en la provincia de Guipúzcoa. La cueva por donde discurre se encuentra a 90 metros de profundidad y es muy difícil llegar a ella. Según los investigadores de la Sociedad Científica Aranzadi, dicho río cuenta con una longitud de 150 metros de consistencia espesa y es una rareza mundial al ser el único caso conocido en el planeta. La sustancia que fluye blanca y brillante bajo los suelos vascos es similar a una masa enorme de yogur líquido.

La leche de luna es un fenómeno que se produce también en otras partes del planeta, aunque hasta hace veinte años, sólo se había encontrado en cuevas de 20 países en estado sólido, con una consistencia pegajosa. Este componente natural suele situarse en las paredes de las cavernas, pero en estado pastoso, por lo que la existencia de que se forme un río cómo este en forma líquida es muy curioso. Los análisis que los investigadores realizaron en la cueva vasca concluyeron que el líquido está compuesto de diversos minerales: calcita, cuarzo, brushita y gibbsita. Este último es un hidróxido de aluminio que está formado por partículas amorfas y enanas, más pequeñas de lo normal, que lo que hacen es que el río se encuentre en ese estado acuoso.​

Hay que remontarse varios siglos atrás para saber de donde proviene este término denominado leche de luna. El origen nace en el siglo XVI, en una cueva en el monte Pilatos, Suiza, llamada Höhle Mondmilchloch (Caverna de la Leche de Luna), donde en su interior había unos depósitos de color blanco y espesos. En esta época, la farmacopea europea usaba la sustancia pastosa para el tratamiento de úlceras en la piel y como remedio contra la fiebre. Además, la leche se utilizó durante los tres siglos posteriores como cosmético y para tratamientos de belleza.

Antiguos usos de la leche de luna: elixir pagano y crema en la antigua China

Hay varias leyendas respecto a la leche de luna, en el País Vasco se cuenta que en lugares así, se bañaban a diosas y pequeñas hadas con extremidades de pájaro o cola de pez. En otros países nórdicos del mundo, se narran historias de que esta sustancia formaba parte de los ritos y rituales paganos, para generar una niebla espesa, para ocultar a personas y para protegerse de los enemigos. Además, se cuenta que hace 2700 años, un noble chino se ponía en la cara crema fabricada con leche de luna para mejorar su piel.

Aún no se saben los efectos de esta leche y sus posibles daños o beneficios , lo que sí es cierto es que este río de nata hallado hace veinte años, es asombroso y una rareza que parece de otro planeta.