En el universo de la memoria de un niño quedan impresas para siempre una serie de referencias de lugar y de persona. En mi Alginet de los años 60 había dos de esos lugares y personas que formaban parte del día a día de entonces: la botiga de Pepe y el forn de Agustín. Infinidad de veces nos enviaba mi madre, a mi y a mi hermano, a comprar a la botiga, que era lo más diferente a lo que después serían los grandes supermercados impersonales actuales.

Se vivía en la calle y las puertas de las casas no llegaban ni a separar ni a aislar como ahora. Aunque han pasado tantos años y la vida me llevó lejos del pueblo, aún recuerdo la afabilidad y el cariño con los que me trataban Pepe y su mujer. Ahora he vuelto a visitar otra vez la botiga de Pepe y recientemente me enteré de su fallecimiento. Descanse en paz Pepe García Barberá, siempre quedará en el recuerdo de aquel niño en los entrañables años 60. Salvador Ruiz Fargueta. Torrent.