La recién estrenada Incierta gloria es una película sobre los extremos de idealismo y pragmatismo de los que somos capaces. Se parece al libro Anatomía de un instante, de Javier Cercas, en que ambos retratan a personajes en los polos de un oportunismo hasta la náusea y un idealismo irrisorio. El protagonista de la peli es un ser de carne y hueso, como lo es también su pareja; ambos presa de dilemas y desafíos morales que los enfrentan a dos personajes fantasmagóricos, más simbólicos que reales por lo exagerado de su egoísmo (la viuda) y altruísmo (el amigo) respectivamente. Y también por el entorno gótico de parajes abandonados, lugares icónicos del medievo como el monasterio y el castillo y el trasfondo de una guerra que los empuja a la angustia y a la muerte.

Anatomía de un instante es un retrato, en comparación frío, de los personajes que protagonizaron la transición. Carrillo, Suárez o Gutiérrez Mellado son algunos de los seres reales que encarnan tipos movidos por la conveniencia unos y las ideas, otros, llevadas al heroísmo o la vileza en cada caso. Aunque en apariencia Gloria incierta no tiene nada que ver con Anatomía de un instante, comparten una visión estilizada de la capacidad de elección del ser humano, o más bien del homo politicus: como individuos podemos elegir lo práctico, que nos recomforta, o lo difícil, que llena de significado nuestra vida.

Si la viuda la Carlana representa al pueblo que habiendo sufrido el oprobio, abraza la tiranía, y es, por tanto, cómplice futura del régimen, el amigo es la víctima de su propia generosidad al entregar su vida. Y, sin embargo, ambos son capaces de viajar del bien al mal máximos y turbar, en el camino, a la joven pareja consternada y confundida por los imperativos éticos que los torturan: fidelidad y autenticidad. La gloria no es cierta porque estamos llenos de sombras y contradicciones. La anatomía de la transición nos muestra cómo la traición a los ideales se vendió como valentía. De igual modo, la guerra de la conciencia sacrifica a la verdad como hizo el franquismo y la incompleta transición que aún espera nuevas vueltas y revueltas para comprender tanta sinrazón. Ana Gómez García. Rocafort.