En la ciudad de Valencia tenemos una lamentable falta de seguridad vial. Como peatón, estoy hasta las mismas de esos vehículos tipo bicicleta que campan a sus anchas. Los tunda-tunda practicaron sus artes cuando los ciudadanos no queríamos una vía de comunicación en el cauce del río. Hoy lo es. Las aceras, los paseos, en fin, las zonas peatonales, se han convertido en vías ciclistas, tanto por un artículo de la ordenanza municipal que contraviene el Reglamento General de circulación, como por los intereses de un grupo para el que todo vale en pos de la bicicleta.

Su representante y concejal del ayuntamiento sale en defensa de una persona que circula con su bicicleta en sentido contrario con dos niños sobre la misma cuando el máximo es uno, los asientos no eran homologados y no entendía siquiera que se le denunciara, etcétera. Señora concejala de seguridad, yo no entiendo que circulen vehículos que incumplen la legislación de forma tan manifiesta. No entiendo que circulen por zonas peatonales, cuando la legislación estatal dice «en ningún caso». Que alguien deba algo a un grupo de presión no es motivo para vulnerar mi seguridad ni para, en mi opinión, vejar a un agente de la autoridad por ejercer sus funciones.