Ayer se publicó en Levante-EMV un artículo de Raquel Ortiz sobre laicismo y de paso contra los privilegios de la Iglesia Católica. Como ciudadano y católico me siento aludido. No voy a entrar en una polémica de cifras. Le aconsejaría a la autora que consultara las publicadas por la Conferencia Episcopal Española, de acuerdo con un informe de la consultora KPMG. Sí quisiera añadir algunas puntualizaciones.

Los católicos somos más del 75 % de la población. Pagamos impuestos con los que el Estado financia sus gastos. O sea, contribuimos en más del 75 % a financiar el gasto público como el ocasionado por la universidad donde tuvo lugar el acto al que se refiere Ortiz, no sé si previo pago o de forma gratuita; pero, obviamente, una entidad privada utilizó un edificio público.

Además, tanto a nivel particular como institucional, con nuestro dinero participamos en actividades e instituciones culturales, sanitarias, asistenciales o educativas de las que todos nos beneficiamos. De todo ello nos sentimos muy satisfechos y humildemente orgullosos, aunque lo más importante para nosotros es la asistencia espiritual que la Iglesia, pese a todo, lleva realizando desde hace más de veinte siglos. Juan Luis Ayas Correas. València.