Florencia ha prohibido comer en las calles del centro histórico. Las razones principales son, no solo que el turismo ensucia las calles, escaleras o paredes de los bellos monumentos, sino también para evitar peleas, como la sucedida entre tres turistas españoles y un comerciante que les dijo que se apartaran de su peletería porque estaban comiendo a la puerta de su tienda.

Esto es parecido a lo que ocurre, pero sin peleas, con los turistas y foráneos que, en el entorno de la Lonja y los Santos Juanes, comen en las aceras y en las escaleras del Mercado Central, así como en sus aledaños, dejando sus vestigios de suciedad en el entorno.