Fui a pasar un rato agradable al Auditorio de València. Me desplacé desde Murcia con gran ilusión para ver una de mis óperas favoritas, La Flauta Mágica de W. A. Mozart. Hago hincapié en esto último, aunque todo el mundo sabe quien fue el compositor de esta maravillosa obra, porque lo que desgraciadamente vi fue una falsedad egocéntrica de un director de escena realmente endiosado.

¿Cómo es posible destrozar una obra tan bella? ¿Cómo es posible que alguien pueda hacer que una persona que va a pasar un buen rato con su compositor favorito, se lleve un disgusto monumental porque se ha prostituido su obra? ¿Cómo es posible que haya responsables mayores que lo permitan? ¿Cuándo se va a tener en cuenta al público?