Hoy me gustaría contaros la historia de unos verdaderos ángeles. Son personas como el resto, pero tienen una luz especial. Se dedican a cuidar y a acompañar a las personas enfermas en el tramo final de su vida, proporcionándoles los cuidados paliativos que tan necesarios son. Pero no solo eso, también acompañan a las familias de esas personas, preparándoles el duro camino que tienen por delante. Nosotros somos una de esas familias, y hemos tenido la suerte de sentirlos con nosotros, de ver que no estábamos solos. Estos ángeles en la Tierra son los miembros que conforman la Unidad Hospitalaria a Domicilio (UHD) del Hospital General de Valencia. Tienen nombre y apellidos, podríamos nombrar a muchos de ellos, pero nos gustaría hacer una mención especial para la doctora Chiqui Ramos, la psicóloga Rosa y para Juan Ignacio, el enfermero más sonriente que jamás os podáis imaginar. Ellos son la cara visible de un equipo tremendamente humano. Todos los días que han venido a cuidar a mi abuela, Enriqueta Cervera, han venido con una sonrisa, queriendo hacer siempre algo por ella. Ya casi nos parecía que eran de la casa, pues su cercanía y sencillez así lo demostraban. Incluso en sus propias casas pensaban en nosotros, en cómo realizar (aun mejor si cabe) su trabajo. Y es que cuando se trata de salvar vidas humanas... el sentido de la responsabilidad es gigante. Cuando les cerramos por última vez la puerta el pasado día 6 de julio del 2019, sólo pensábamos en una cosa: menuda suerte tienen las próximas personas que se topen en su camino, pues tendrán a su disposición a los mejores profesionales que existen. A vosotros, ángeles de la UHD, nuestro más sincero agradecimiento, enviado desde el cielo y desde la Tierra.