Todo se mueve en torno al futuro. Estudiamos el pasado para encararnos al futuro. ¿Y el presente? ¿Qué pasa con el presente? ¿Qué pasa con lo que quiero hacer ahora? En un futuro, este será mi pasado, y si entonces no vivo en el presente, no quiero que mi pasado sea un pasado en el que miro al presente al cual no estoy prestando atención porque estoy ocupada pensando en el futuro. Nuestras vidas no están siendo nuestras vidas. Estamos construyendo la vida de alguien más, de nosotros dentro de muchos años. Para disfrutar del futuro. Pero, ¿para quién concretamente estoy trabajando? ¿Para mi yo de 10 años? ¿Para mi yo de 20? ¿Para mi yo del mañana? Hablamos del mañana refiriéndonos al futuro, así, muy en general, aunque hablemos de dentro de 50 años, porque al final, aunque parezca que no, está a la vuelta de la esquina, al igual que la muerte. Y esta es imprevisible. Puede tocarnos a ti, a mi, al vecino, esta misma tarde. Entonces, ¿para qué futuro nos estamos preparando? Para. Respira un momento. Piensa un segundo. Ahora mismo, estás en ese mismo futuro que tu yo de hace tiempo pensaba. Te has preparado para este momento. ¿Por qué no lo vives? Llevas años construyendo un futuro el cual disfrutar. Ya estás en ese futuro. Vívelo. Llevas mucho tiempo preparándote para esto, ¿por qué no lo disfrutas? Disfrutalo, te lo mereces. Te ha costado trabajo, pero aquí estás. Disfrutar del presente, puede llegar a ser en sí mismo, prepararse para el futuro.