Hasta ahora pensábamos que las guerras se vivían en escenarios de batalla, luchando y

protegiéndonos de enemigos físicos con intereses confrontados, la mayoría de la veces

materiales.

Pues, hoy la realidad nos pone delante de nuestros ojos otro tipo de guerra. Una guerra en la que

no hay dos bandos, sino un enemigo común, el cual es intangible, pero tan dañino y mortal como

los misiles y la balas.

Como en las guerras, se están produciendo miles de pérdidas humanas, y la sociedad del

bienestar de la que disfrutábamos se está desvaneciendo.

Esperemos que al igual que ha sucedido en las postguerras que este mundo ha atravesado, surja

un cambio de paradigma social, basado en el apoyo muto y la solidaridad; facilitando que la

nueva generación comience a dar valor a los pequeños detalles, a la calidad de vida de la que

disfrutábamos y salga del individualismo tendente.

Esta guerra la ganaremos con un frente en común y bajo un mismo lema: #yomequedoencasa.