El presidente Trump acaba de ordenar que se cancelen todas las aportaciones de su gobierno al mantenimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alegando su falta de previsión y ocultación del riesgo de expansión del coronavirus.

Recordando sus recientes declaraciones, similares a las de su "primo" el británico Boris Johnson, anteponiendo la economía a la salud e ignorando todos los avisos, tanto de la OMS como de los países europeos, diciendo que era una maniobra china para hacerles perder preponderancia mundial, uno no puede por menos que ponerse a recordar pasadas actuaciones de anteriores gobiernos USA, de gravísimas consecuencias.

El hundimiento del acorazado USS Maine en el puerto de La Habana no fue responsabilidad española, pero sirvió de excusa para declararnos la guerra en 1898.

La prohibición al gobierno imperial japonés del acceso al aprovisionamiento de materias primas y consecuente estrangulamiento de sus reservas de petróleo, forzaron al ataque a Pearl Harbor en el llamado "Día de la Infamia".

La acusación a Sadam Hussein de disponer de armas de destrucción masiva, a pesar de la opinión en contra de los asesores de la ONU, condujeron a la invasión de Iraq.

¿Se escudará el señor Trump en la búsqueda de algún enemigo exterior respecto la pandemia global que nos azota para tratar de unir a su nación junto a él, como siempre sucede en los momentos más duros, y ganar unas elecciones presidenciales que probablemente tiene perdidas?.

El fin no tiene escrúpulos, ni justifica los medios, pero la ambición tampoco tiene límites.