Vicent Borrull, Castelló

El cardenal arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, en su despedida, al término del solemne pontifical que presidió en la concatedral en el día de la fiesta grande de la patrona, animó a los feligreses sobre la propuesta de declarar a la Mare de Déu del Lledó, alcaldesa honoraria de Castelló. Las palabras del cardenal fueron acogidas con una salva de aplausos por los feligreses que abarrotaban el templo. El obispo de la diócesis de Segorbe Castelló, Casimiro López, en su intervención se ofreció trabajar en esa línea.

A la eucaristía en honor de la Mare de Déu del Lledó asistió la corporación municipal, bajo mazas, con el alcalde Alberto Fabra, al frente, junto a autoridades provinciales y autonómicas, que ocuparon los primeros asientos del templo, en compañía de los presidentes de la Real Cofradía de Lledó y junta de camareras de la Virgen. Cabe señalar la presencia del presidente de la diputación Carlos Fabra y los consellers Vicente Rambla, Alejandro Font de Mora y Manuel Cervera.

La ceremonia estuvo oficiada, con cerca de una cuarentena de presbíteros, por el cardenal de Valencia Agustín Garcia-Gasco y los obispos de Castelló-Segorbe y Teruel, Casimiro López y José Manuel Llorca. El altar mayor estaba engalanado con profusión de flores y la imagen lucía el manto de la Coronación. En el presbiterio junto a la patrona en el ángulo izquierdo estuvieron el Perot, Francisco Rallo, el clavario, Pablo José Garcés y el concejal procurador Miquel Soler. Respecto a la parte musical, se interpretó la misa de Agostino Domini a cargo de la coral de la Catedral de Valencia, dirigida por su titular José Climent con acompañamiento de órgano.

Reproches

En su sermón García-Gasco no eludió los reproches a «muchas y poderosas fuerzas sociales, políticas y culturales» que están «rompiendo» el bien común, la espiritualidad y la moralidad de la sociedad actual. Asimismo, alertó de que «una visión materialista de la sociedad puede terminar por disolver las bases de la convivencia». El sermón tuvo además referencias al apoyo a la emigración y mención especial al derecho de las familias cristianas a una educación religiosa.

Antes del ofertorio una pareja de niños, vestidos de castelloneros ofrecieron frutos de la tierra siendo los presidentes de la cofradía los que subieron el cáliz y la patena hasta el presbiterio. Al concluir la eucaristía, mientras se cantaban los gozos y la salve popular, tuvo lugar el disparo de con 84 carcasas conmemorativas de los años de la coronación.