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Las tres granjas de caracoles de la provincia cierran por no rentables

Las instalaciones de Morella, Ares y Soneja han desaparecido en los últimos dos años

El negocio de la cría del caracol no fructífera en la provincia de Castelló, a pesar de disponer de unas condiciones climatológicas óptimas para la reproducción de este molusco. En los últimos dos años han cerrado las tres granjas de caracoles que había en la provincia, la última la de Morella, situada en la finca El Marqués, que actualmente está en venta. También había instalaciones en Ares y Soneja que han colgado el cartel de cerrado.

Desde Fepac-Asaja achacan el fracaso de estos negocios a la falta de rentabilidad de las explotaciones, aunque desde la organización agraria confían en el futuro de este subsector por su potencial económico si se invierte de forma conveniente y se analizan los puntos de comercialización. Según el secretario de Fepac- Asaja en Castelló, Doménech Nácher, el problema radica en la proliferación de la recogida y venta ilegal de caracoles, ya que los productores no pueden competir con los precios que marcan los furtivos. La organización alerta del aumento de este mercado negro, que actúa en la provincia y que luego busca vender grandes cantidades de caracoles silvestres fuera de la Comunitat Valenciana.

Cataluña pionera

En los últimos meses, la asociación agraria ha mantenido contactos con la Interprofesional del Caracol de Crianza, con sede en Cataluña, para conocer las posibilidades de negocio de estas granjas y poder dar respuesta a diferentes personas de la provincia que se han interesado en la puesta en marcha de este tipo de explotaciones.

Cataluña es pionera en la helicicultura, así se denomina la actividad de criar y engordar caracoles. Esta región es la principal productora de caracoles de España y donde está más profesionalizada la producción y comercialización de este molusco tan típico de la tradición gastronómica.

La desaparición de las tres granjas de caracoles que había en los últimos años en la provincia choca con el hecho de que en los últimos tiempos el Seprona de la Guardia Civil haya incrementado sus actuaciones contra la recogida ilegal de caracoles. Así, a finales de julio agentes del Seprona se incautaron de 400 kilos de estos moluscos en Vila-real y detuvieron a cinco personas de nacionalidad búlgara, que habían cometido importantes daños en los huertos para lograr recoger caracoles.

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