­­

Nuevo desastre del CD Castellón. No se puede definir mejor el episodio vivido ayer en Mahón. Los castellonenses estuvieron más o menos bien en el primer tiempo. Se marcharon al descanso con el marcador a favor y el partido no sentenciado porque arriba no se supo sentenciar, y tras el descanso llegó la debacle. Al equipo de Jordi Vinyals se le escurrió de las manos el Sporting Mahonés. Cuando más controlado estaba el encuentro llegaron dos contras, en apenas siete minutos, y el resultado se revirtió. Pedro García y Jeroni desnudaron la endeblez de un equipo que no muerde (acabó sin ver una sola tarjeta) y que es fácil de batir (octavo encuentro recibiendo, mínimo, un gol).

Y eso que los albinegros estuvieron bastante bien durante gran parte del primer tiempo y encarrilaron el marcador por mediación de Lolo. Ese 0-1 hacía presagiar buenos augurios, pero nada más lejos de la realidad. En la segunda parte el Sporting Mahonés recuperó el control del partido y se aprovechó de las indecisiones defensivas de los castellonenses. En siete minutos de desconcierto llegarían dos goles fatales de necesidad para los intereses de la escuadra capitalina. Pedro García y Jeroni truncaron las posibilidades de un CD Castellón que acabó decepcionado y sin ver ni una tarjeta amarilla para frenar el ímpetu local.

Apenas hubo sorpresas en las dos formaciones. El CD Castellón salió con un atrevido 4-3-3 con continua permuta de los mediapuntas. A los doce minutos de juego los albinegros habían desperdiciado hasta tres claras ocasiones de gol para adelantarse en el marcador.

Gran arranque sin premio

Justo mientras el cielo se contuvo y no derramó la tromba de agua que inundó el césped a partir de la media hora de juego, impuso su ley el equipo de la capital de La Plana. El sevillano Lolo se zafó de sus marcadores, se adentró al área menorquina y lanzó al muñeco, al cuerpo del portero Joaquín Moso. La cosa no quedó ahí. El Sporting Mahonés, que nunca renunció al ataque, dejaba muchos espacios atrás. Así, al décimo minuto de juego el que no acertó a marcar fue Fernando Béjar. El noveldense también estrelló el cuero al cuerpo de Moso. Muy mala suerte. La tercera ocasión llegó dos minutos después de ésta. Lanzó Lolo muy cruzado, pero el esférico no encontró portería, ni tampoco acertó a poner la pierna Héctor Simón.

?Pero fue aparecer el diluvio universal y equilibrarse el partido. Viento y tremenda tromba de agua que por momentos hacía peligrar el desarrollo del encuentro. En el minuto 33 una peligrosa falta en la frontal del área la lanzó Iker Barreto y David Rangel envió a saque de esquina con la yema de los dedos. Sesenta segundos después la gran jugada de entrega y brega de Raúl Vates no acabó en gol de milagro. Y es que cambiaron las tornas.

?Los pequeños rayos de sol que los nubarrones dejaban escapar le secaron las humedecidas ideas a los hombres de Jordi Vinyals. Con el mono de trabajo bien puesto porque la cita lo requería, el tramo final volvió a ser albinegro. En el minuto 37 un buen pase de David Lázaro lo aprovechó Lolo para superar al portero local Moso que salió en falso. El sevillano no erró y se estrenó como goleador con la elástica castellonense.

?No hubo novedades en las dos formación al arrancar el segundo tiempo. El CD Castellón tenía controlado el partido hasta que en un grave despiste colectivo el cuero le llegó a las botas del ariete Pedro García y éste superó a David Rangel por debajo las piernas. Era lo peor lo que le podía suceder al Castellón. El gol envalentonó al Sporting Mahonés, que siete minutos después volteó el marcador con un testarazo del central Jeroni a la salida de un cambio. Luego, con el 2-1, llegaron las prisas y los cambios.

?Muy bien plantado estaba el Sporting Mahonés que no dejó pensar a un conjunto castellonense con las ideas atascadas y lo más preocupante, sin presencia en el área local. Joaquín Moso pasó a ser un mero espectador. La salida de Pau Franch, muy desasistido, poco o nada pudo aportar. La única acción de peligro llegó en el minuto 86 con un golpe franco en la frontal del área local que lanzó Luismi Loro y el meta catalán despejó con los puños. Eso y poco más. El 3-1 siempre estuvo más cerca que el 2-2.