­

Los 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad en el norte de Chile durante 69 días regresan a la superficie convertidos en auténticos héroes nacionales y con la fama asediándoles. Ya han recibido numerosas ofertas de regalos y viajes. En menos de 24 horas, estos trabajadores han pasado de la oscuridad de la mina a la luz de los focos y el escrutinio público en una operación que de acuerdo con las previsiones oficiales debía terminar la pasada madrugada, 24 horas antes de lo previsto.

La operación para volver a la superficie arrancó con éxito la madrugada del jueves, con la llegada de los primeros trabajadores sanos y salvos. Florencio Ávalos hizo historia cuando a las 0:10 horas locales (05:10 hora española se convirtió en el primer minero en recuperar la libertad tras 69 días de encierro.

Este joven de 31 años emergió de la cápsula Fénix 2 tras un recorrido de apenas 15 minutos por el pozo que durante 33 días excavó la perforadora Scramm T-130, apodada «La Liebre» por los rescatadores, por la rapidez de su trabajo.

Miles de espectadores de todo el mundo tuvieron oportunidad de presenciar cómo Ávalos —con gafas negras para evitar la luz— mantenía una gran serenidad, a diferencia de su pequeño hijo Byron, quien le esperaba junto a su esposa, Mónica Araya, y su otro hijo, Alex. Los familiares rompieron a llorar y se fundieron en abrazos con él, mientras una sirena alertó al campamento «Esperanza» de que el salvamento más milagroso de la historia de la minería había comenzado con éxito.

Una hora después, Mario Sepúlveda, un electricista de 39 años, llegaba a la superficie haciendo gala de un gran sentido del humor y un extraordinario dinamismo. Sepúlveda, que ofició de «animador» en los vídeos en que los atrapados describían las condiciones de su encierro, gritaba sarcásticamente desde la jaula «¡Ya, pueh!». Los alaridos de Sepúlveda se escucharon nítidamente en la superficie y provocaron las carcajadas de los rescatadores y las autoridades, necesitadas a esa altura de la noche de una vía de escape de la tensión acumulada a lo largo de la jornada.

Ya arriba, antes de abandonar la cápsula, gritó «¡Viva Chile, mierda» y empezó a regalar piedras que sacó de un morral que llevaba consigo desde el fondo del pozo. En un arrebato de espontaneidad, Sepúlveda comenzó a abrazar a todos los que le esperaban en la plataforma, e inadvertidamente dejó casi para el final al presidente chileno, Sebastián Piñera, a quien el corpulento minero «estrujó» en tres ocasiones.

Como Ávalos, Sepúlveda fue recibido con ansiedad y cariño por su esposa, Elvira Valdivia, y sus dos hijos, después fue trasladado en camilla al lugar donde le practicaron el primer chequeo médico. El ritual se sucedió a lo largo de las siguientes horas con todos y cada uno del resto de los compañeros según emergían de las profundidades.

Antes de izar a los primeros mineros, la cápsula Fénix 2 había sido sometida a una prueba de descenso que sirvió para revisar el trayecto con una cámara de vídeo y detectar eventuales anomalías. Además, las autoridades chilenas entregaron a los familiares un listado con el orden en que serían rescatados Posteriormente, el rescatador Manuel González subió a bordo de la jaula para llegar hasta el refugio de los mineros, a los que explicó el funcionamiento de cápsula, que cuenta con un complejo sistema de comunicación y está pintada con los colores de la bandera de Chile; blanco, azul y rojo.

En una comparecencia a los pocos minutos de la salida de Ávalos, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, puso a los 33 obreros atrapados como ejemplo de unidad, coraje y perseverancia a seguir por sus compatriotas para superar los problemas del país. Piñera fue testigo de primera fila de cada uno de los rescates abrazando a cada uno de los mineros. El mandatario anunció que en el lugar que hoy ocupa el llamado «campamento Esperanza» se erigirá un memorial para que las futuras generaciones recuerden esta hazaña.

Con cantos religiosos, banderas chilenas y fogatas para aplacar la gélida noche del desierto, los familiares siguieron los pormenores del ensayo previo al rescate. Ya comenzado el operativo, las centenares de personas, entre familiares, rescatadores y comunicadores, que atestaban el pequeño campamento, se apostaban ante las pantallas instaladas por las televisiones para seguir en vivo el rescate. Tras Mario Gómez le llegó el turno a Juan Illanes y, más tarde, al boliviano Carlos Mamani, el único extranjero del grupo, de 23 años, casado y padre de una bebé de un año y cuatro meses. «Muchas gracias por el rescate de nuestro hermano Carlos. Bolivia jamás va a olvidar, es un hecho histórico, inédito», declaró el presidente de Bolivia, Evo Morales, que también estaba presente en el campamento.

Así, uno tras otro fueron saliendo los mineros en una operación que fue más rápida de los previsto —un minero cada 40 minutos—. Todos eran recibidos al grito de ¡Cheacheí, Chi, Eleé, Lé, Viva Chile!.

Ahora, después de pasar al menos un par de días en el hospital de Copiapó, donde se someterán a distintas pruebas para detectar si estos dos meses bajo tierra les ha dejado graves secuelas, los mineros podrán celebrar su vuelta a la realidad. A la vista tienen ya un viaje a Grecia con todo pagado por una empresa minera griega y otros dos a España e Inglaterra, donde los equipos de fútbol del Real Madrid y Manchester United les invitaron a presenciar un partido en sus respectivos estadios. Edison Peña, un minero que se confiesa gran admirador de Elvis Presley, recibió ayer una invitación para dos personas para visitar la mansión del fallecido «Rey del Rock», Graceland, en Memphis (EE UU). Otros, como es el caso de Mario Gómez, lo celebrarán por todo lo alto con una boda por la iglesia, que aún no tiene fecha. Después de 32 años de matrimonio civil, Gómez pidió a su esposa que le acompañara al altar en una carta que envió junto al mensaje de los mineros del pasado 17 de agosto.

Hacer frente a la fama

Los 33 deberán hacer frente ahora a la «continuación de la experiencia», como califican los expertos a lo que les espera tras el rescate, y bregar con la fama, los miedos y fobias, además de algún episodio depresivo y más de un cuadro de estrés postraumático. Entre los rescatados corren especial riesgo en la recuperación, cuyo primer análisis deberá hacerse en seis u ocho meses para comprobar su evolución, aquellos mineros que tengan un mal control emocional.

El astronauta estadounidense de origen mexicano José Hernández recomendó a los mineros que recuerden sus raíces y mantengan los pies en la tierra para no dejarse arrastrar por la fama. Señaló que sus vidas «no van a ser igual que antes» y van a necesitar un «ajuste» tras la expectación suscitada por el caso en todo el mundo.