A David Cruz le tocará vivir hoy una jornada de locos. En realidad, nada nuevo en el día a día del Club Deportivo Castellón. Eso sí, la mañana marcará un punto de inflexión en la planificación de la temporada. El que se postula como nuevo presidente, tras el reparto de cargos en el consejo de administración, tendrá tres reuniones fundamentales. A cual más importante. En tiempo récord -hasta las 14.00 horas-, deberá satisfacer los finiquitos del exentrenador, Javier Cabello, y su ayudante, José Ramón Rodríguez, cerrar el acuerdo con la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) a propósito de la deuda de la campaña anterior y, por último, presentar las licencias de los jugadores y cuerpo técnico en la Federación de Fútbol de la Comunitat Valenciana (FFCV).

La primera parada de Cruz se producirá en el despacho del abogado del sindicato, Santiago Nebot. La única prioridad será acordar un calendario de pagos, desembolsando de manera fraccionada las cantidades reclamadas por los futbolistas del anterior ejercicio a través de las denuncias presentadas al finalizar el mismo -inicialmente la cantidad superaba los 100.000 euros, aunque luego se fue rebajando-. Una vez la AFE comunique a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) que se ha cerrado el acuerdo, el emisario del Castellón se desplazará hasta la sede de la FFCV.

Allí se reunirá con el citado Cabello y su preparador físico, a los que abonará el dinero pendiente de su estancia al frente del Castellón. Como en el caso de la AFE, los dos preparadores habrán de notificar de inmediato a Madrid el éxito de la cita, retirando en el Colegio de Entrenadores sus correspondientes denuncias.

En el momento que la RFEF compruebe que el Castellón está al día, automáticamente levantará la suspensión de los derechos federativos y comunicará a la Federación Valenciana que ya puede aceptar las fichas del club albinegro, tanto en lo que concierne al primer equipo como a las categorías inferiores.

Los primeros pagos

Hasta la fecha, la entidad albinegra había abonado 27.000 euros en la FFCV. Esa cifra, en dos pagarés -uno de 18.000 euros y otro de 9.000- salvaba el match ball para continuar en Tercera División, ya que de no haber desembolsado ninguna cantidad antes del 1 de agosto, ahora el primer equipo militaría en Regional Preferente debido a un segundo descenso administrativo. El primero le apartó de la Segunda B.