Castalia sigue perdiendo masa

A pesar de regalar entradas y hacer promociones especiales antes de hora, David Cruz no acaba de saber enganchar a la afición del Castellón, esa que se siente maltratada a base de palabras y de precios desorbitados por parte del actual propietario del club. El palo recibido al final del curso pasado, donde se falló con estrépito a la hora de lograr el ascenso, le acompañó el golpe bajo a la afición en verano con unos precios de los abonos (para jugar en la cuarta división del fútbol español) más caros que el caviar. La respuesta está en que la media de aficionados en la primera vuelta de esta temporada, comparada a la del curso anterior, depara un descenso considerable. Esta campaña la media es de 1.850 por partido, y hace justo un año al finalizar la primera vuelta era de 2.740.

El último encuentro de la primera vuelta de la temporada 2014-15 en casa contra el Muro congregó a 4.600 incondicionales. En el presente curso liguero 2015-16, en el último encuentro como local ante el Recambios Colón, regalando entradas a cambio de juguetes, sólo se dieron cita 1.800 aficionados. Y eso que el club se dice que se ha superado con creces la barrera de los 3.000 abonados.

En los diez primeros partidos como local, el Castellón ha congregado en su feudo a 18.500 espectadores. Las mejores entradas, de 2.500 aficionados, se registraron en los duelos Castellón-Villarreal C, Castellón-Crevillente y Castellón Torre Levante. Y las peores entradas fueron contra el Buñol, Ontinyent y Atlético Saguntino, con apenas 1.500 espectadores. La pasada campaña en la primera vuelta por Castalia se dieron cita 27.400 incondicionales, y la mejor entrada fue la registrada en el último encuentro, ya mencionado, contra el Muro (4.600 orelluts).

A todo ello, el club que preside David Cruz a las primeras de cambio ha empezado a realizar promociones para arrastrar más público a las vacías gradas del estadio de la capital de la Plana. Precio de los abonos de Liga BBVA o de Liga Adelante para un equipo de Tercera que ha perdido a la mayor parte de la afición (las gradas hablan por sí solas), y perdiendo cualquier tipo de relación con los diferentes colectivos de seguidores del Castellón.