Cada 23 de abril se celebra en España el Día Internacional del Libro, una oportunidad de ventas para libreros y escritores que ven como la crisis del libro se plasma en cifras negativas. Según el Barómetro de Ventas de las Librerías en España, del Ministerio de Cultura, las ventas de libros en 2014 descendieron un 6,5% respecto a 2013, al pasar de 757 millones de euros a 708. Y la tendencia siguió el recién concluido 2015.

Los datos no afectan únicamente a las obras en papel, también han perjudicado a los libros electrónicos o «eBooks». El Observatorio de la Lectura y el Libro señala que de cada 100 libros publicados en España, 74 son en papel y 23 son digitales, pero estos últimos sólo representan 80,3 millones de euros, es decir, el 3,7% del beneficio total.

Ante esta baja acogida, son muchos los profesionales que tratan de explicar el parón que ha sufrido la venta de «eBook». Carmen Ospina, directora de Desarrollo Digital de Penguin Random House, indica que «los mercados anglosajones que impulsaron la digitalización han tardado en llegar y crear marca». Asimismo, recuerda que el IVA de los eBooks es mucho más alto que el de los libros en papel, puesto que al electrónico se le aplica un 21 por ciento de impuestos, frente al 4% del impreso. Numerosos partidos políticos de la oposición plantearon modificar el IVA que se aplica a la cultura online, pero el Congreso rechazó la propuesta alagando a que se trata de un «servicio electrónico». De esta forma, los impuestos han condicionado el crecimiento de los ejemplares.

Del mismo modo, la crisis económica y la piratería tienen parte de culpa. Una encuesta realizada por el Observatorio de piratería y hábitos de consumo de contenidos digitales, ha expuesto que el 84 por ciento de los productos digitales y disponibles se piratean, de los cuales un 21 por ciento son libros. Entre los motivos de los participantes destaca el acceso a coste cero, la incertidumbre de que luego no les guste el contenido, y la subida del IVA. Esta práctica supone grandes pérdidas a la industria cultural, dado que le cuesta un 12 por ciento de su valor total, como indica el Observatorio.

Otro recurso para justificar la reticencia a adquirir eBooks es el romanticismo, que hace que aún sean muchos los que prefieren los libros en papel. Hecho éste al que se suma la «batalla» abierta en el sector con la llegada del libro electrónico. Javier Celaya, analista del impacto de las nuevas tecnologías en la cultura, cree que los verdaderos motivos del escaso crecimiento de las ventas digitales se debe a «una sensación de satisfacción» entre la «guerra» de los libros impresos y los digitales, ya que muchos «muestran estas cifras con declaraciones como que el libro en papel se resiste a ser sustituido por el electrónico».

Koro Castellano, directora de la empresa del lector de libros Kindle, opina que esta lucha es un error porque lo importante es la lectura, independientemente del formato utilizado. Y agrega que «la transición hacia lo digital no ha ido en detrimento del libro en papel sino que lo que ha hecho es incrementar el volumen total del mercado en beneficio de autores y editores».

El libro electrónico surge para ofrecer mayor comodidad a los lectores y presenta nuevas oportunidades a la industria, gracias a la capacidad de sincronizar dispositivos y actuar como una multiplataforma.

Carmen Ospina manifiesta que el futuro no es tan negro, considerando que faltan muchos títulos por ser incorporados en los catálogos de los «eBooks». Hay que mencionar además que 4 de cada 10 librerías, que facturan 1,5 millones de euros, venden lectores, y 6 de cada 10 distribuyen libros electrónicos.

Por otra parte, hay nuevos agentes en la cadena comercial del libro que ayudan a mantener una postura positiva. Multinacionales como Amazon han provocado que numerosos internautas adquieran ejemplares por la comodidad y rapidez de sus servicios, que pueden tardar tan solo 24 horas. El catálogo electrónico permite encontrar una obra de cualquier año y día, una característica que flaquea en el fondo de librerías. Además, la Ley del Libro del año 2007 permite que las tiendas apliquen descuentos del 5% e incluso que bajen o no cobren los gastos de envío de los pedidos. Dichas ventajas se reflejan en cifras y según la agencia Bowker, la venta de libros- papel y digital- a través de Internet en España ha pasado de un 5% en 2011 a un 18% en 2013.

En contrapartida, han cerrado 912 librerías en 2014, 443 más que en 2013, según datos del Mapa de las Librerías de España, lo que supone dos cierres cada día. Una de ellas la emblemática Estudios situada en la calle céntrica Mesones de Granada, abierta hace 55 años. No obstante, muchos libreros están transformando el modelo de negocio combinando la venta de libros con presentaciones, eventos culturales, lecturas y barras de bar.