Castelló pierde al expresionista Paco Puig

El pintor y músico Francisco Puig Vicent, nacido en Castelló, y uno de los artistas plásticos referentes del expresionismo castellonense ha fallecido en la ciudad de la capital de la Plana a los 83 años de edad. El artista, que siempre ha mantenido fuertes lazos con la cultura castellonense, comenzó su formación artística en la Escuela de Bellas Artes y Oficios. Posteriormente, entabló relación con el pintor Joan Bautista Porcar para empaparse de sus conceptos y técnicas,aunque al poco tiempo abandonó su idearios y formas.

Puig, un ilusionado de su trabajo, debutó el concurso de la Casa de América en Valencia, en 1954, lo que, en paralelo, supuso su primera salida allende de las fronteras castellonenses.

Su primera muestra individual en la ciudad de Castelló la realizó , en 1962, en la Galería Bernat, ya constituyó un éxito, del mismo modo que éste también le sonrió en su participación, en 1965, en la XXII Exposición Nacional de Segorbe, en la que se alzó con el primer premio.

A partir de ahí, comenzó su andadura en solitario, al tiempo que se hacía cargo del negocio familiar, y se presentó en la sala Estil, en 1966, con tal fortuna que repitió al año siguiente y volvió en 1968, para tres años más tarde, pasar a la sala Sorolla.

Desde sus inicios, Paco Puig se decantó con el estilo expresionista de intensa gravedad interior, cuyas técnicas va descubriendo y pintando a medida que pinta. Arlequines, paisajes de gran intensidad desolados y patéticos con perspectivas de gran profundidad, en todos sus temas pretender sujetar una figuración realista atando los cabos sueltos de su personalidad, con colores agresivos que dan una fuerte tensión plástica a sus trabajos.

Periodo fecundo

A un lapso de cierta inactividad hasta 1975, le sucede un período de gran fecundidad en Castelló, en Derenzi y Nonell, donde expone sus series de brujas y aquelarres, en la sala Gambrinus de Zaragoza, en 1978, y galería de Santis en Granada, en 1981, y colectivamente en el Museo de Vilafamés, en 1983, y en el Distrito Federal de México, en 1984.

En 1987, realizó un gran mural en una de las paredes medianeras del Grau de Castelló, por en cargo del Ayuntamiento en el que representa uno de sus 'Fossars de naus'.

Los críticos destacan que la pintura de Puig siempre ha tenido una imagen trágica sobre un lecho vital, propio de su personalidad. Pero es el pintor que logra en su paisajes, en su máscaras carnavalescas, en sus estaciones de ferrocarril, en sus barcas varadas en el cementerio, a nuestro humanismo más sincero y postrero.

La pintura de Puig, con retazos de agrio desasosiego, y pinceladas del más irónico colorido vital, refleja movimiento, emoción, contraste; el mejor hispanismo literario hecho pintura, de la más intensa percepción, paralela a las máscaras de Enosor o de Solana.

A penas recién inaugurada su última muestra en la galería ArtDam, que fundó el artista hace unos años, una neumonía le causó la muerte hace una escasamente una semana.

Así, nos ha dicho adiós un insigne artista, pero sobre todo un persona sencilla y con un gran alma.