Poco a poco David Gutiérrez va encajando las piezas, le está dando sentido a su equipo para que en el terreno de juego esté ordenado, tenga el menor número posible de grietas y si es posible que sea efectivo. Paso a paso. Tiene la portería definida, la defensa también, casi perfilado el centro del campo y hay dudas en la punta del ataque. Se ha conseguido cerrar la portería al no haber encajado goles en las dos últimas jornadas, pero a nivel ofensivo el CD Castellón urge una mejoría ya que se han marcado solo seis goles en siete partidos y la media no llega al gol por encuentro disputado.

Tal y como quedó claro en Teruel y se certificó ante el Cornellà, el nuevo entrenador se la jugará con Rubén García en el lateral derecho (mientras no se recupere el ucraniano Yarik) y con Eneko Satrústegui para el izquierdo. Y la parece de centrales parece clara con Paco Regalón y un Carlos Delgado muy mejorado. Ya ha repetido dos semanas consecutivas esa alineación y ante el Atlético Levante parece ser que también será así el domingo.

En el centro del campo está el caballo de batalla. Marc Castells, muy similar a Rafa Gálvez, parece imprescindible, pero se pierde a una figura creativa como podía ser Antonio Caballero o Theo García. El guipuzcoano Joseba Muguruza se ha asentado en el carril diestro y Hicham Khaloua en el izquierdo. Para el enganche está la duda entre José Carlos Fernández o el citado Caballero. En ataque gana enteros, por galones y experiencia en la categoría, Alfredo Máyor, quien parece estar por delante de David Cubillas.

Al Castellón le falta un poco más de confianza. Saber definir porque las ocasiones no abundan mucho y se tienen que aprovechar las llegadas al área rival, y también que aparezcan jugadores capaces de desequilibrar al rival cuando se ataque.

Cuarta peor sequía goleadora

El Castellón solo ha sido capaz de marcar seis goles en las siete primeras jornadas de Liga, lo que se convierte en la cuarta pero racha goleadora en los veinte últimos años. Los peores registros se dieron en la temporada 2004-05, en la que el equipo de Paco García Hernández solo había marcado cuatro tantos tras siete encuentros de Liga; en la 2001-02 con Carlos Simón con cinco goles, y la más lejana en el tiempo que fue la 1989-90 en Primera División con Luiche de entrenador, donde únicamente se consiguieron marchar tres goles. En cambio los inicios más fructíferos a nivel de goles fueron las campañas 1994-95 y 1999-00, ambas en Segunda División B, con catorce goles en siete partidos.