Crece la producción de crédulos

Noam Chomsky ejerce de libertario, un librepensador que se las ha sabido ingeniar para abominar de los poderosos y al tiempo vivir a su costa. Sus ataques argumentativos al sistema ponen de manifiesto la fragilidad de quienes lo sustentan por la base. Convencido teórico de la manipulación de masas, afirma que una de las estrategias para someterla, o subvertir lo establecido y sustituir los preceptos a seguir por las alternativas propuestas, es la de la gradualidad.

Con este principio se van introduciendo así, gradualmente, medidas que el personal no aceptaría de entrada, pero al imponerlas por estadios, de un modo suave, sutil, casi imperceptible, acaban siendo establecidas y aceptadas.

Ahora se estila demonizar a los vehículos, en particular a los diésel. Se omite a la opinión pública que la emisión de CO2 de un coche de gasolina es un 20-25% superior a un diésel de las mismas prestaciones y esta asimetría está sancionada por numerosos estudios incontestables.

Se omite también que el CO2 no solo es inocuo para la salud, sino que se requiere para la continuidad de la vida porque se deriva de la química amable del carbono, la que sustenta los patrones biológicos más íntimos de nuestro planeta. Si el CIS planteara a sus entrevistados la pregunta concreta ¿Cree que el CO2 es un gas dañino/venenoso para el ser humano?, el número de respuestas en favor del "sí" se revelaría mucho mayor que el del "no". Para esta manifestación de analfabetismo colectivo también Chomsky alberga la hipótesis de que crear públicos ignorantes contribuye al sostenimiento del sistema.

Se omite igualmente (en los grandes medios) que no está demostrado que el incremento de ppm de CO2 sea el factor más relevante del Calentamiento Global que el planeta ha experimentado en los últimos cuarenta años (0'3-0'4º). Se omite asimismo que el calentamiento se ha detenido en lo que llevamos de siglo XXI, pero como en periodismo no conviene permitir que la ciencia, la escasa que queda libre, sin dependencia de subvenciones, arruine toda una construcción religiosa que ha conseguido penetrar en el consciente de una masa que afirma con rotundidad sobre la existencia de un cambio climático que ninguno podemos percibir con rigor sobre nuestra propia piel porque somos seres imperfectos, fragmentarios de memoria y precisamente para paliar esa carencia tuvimos que inventar las matemáticas, y la física, y la estadística, y el método científico, pero estas dimensiones del saber suelen presentarse como universos paralelos al alcance potencial de todos, pero recurso incómodo de apenas una minoría contestataria que ya se ha resignado a cabecear que sí, que el Sol gira alrededor de la Tierra, eppur si muove.

El País ha vuelto a convertirse en el brazo ideológico del PSOE. Prostituido por la deuda, el medio escrito más influyente de la democracia española se ha especializado en dar la primicia de los globos sonda que este Gobierno levitador de Sánchez, un especialista en agradarse y agradar, en predicar una parábola y su contraria, iza para sopesar la reacción del populacho o para ir introduciendo esa gradualidad necesaria que ha conseguido, por el momento, subvertir la popularidad de los diésel que, abundando, sí emiten CO (este gas sí es nocivo) y óxidos nitrosos, pero€los antiguos; los actuales no presentan ese conflicto con la contaminación porque salen de serie dotados con un filtro de partículas que disuelve los compuestos peligrosos del nitrógeno hasta prácticamente cero.

El Gobierno sanchista de la estupendez, imitativo para complacer, ha apuntado en un borrador que vetará la venta de coches de gasolina y diésel en el 2040, en un atrevimiento de planificación que más se aproxima a la estupidez por variadas razones. Hace 22 años el creador de Facebook apenas sí había tomado la comunión, el Whatsapp no era siquiera un sueño y el grafeno una micción de una minoría de físicos experimentarles. Y ni siquiera se podían hacer fotos desde un móvil. La transición hacia otras energías, que no precisamente deben desembocar en las tenidas ahora como renovables, avanza por unos derroteros científicos imprevisibles para gobiernos provisionales. El acecho de la fusión nuclear, el potencial del Helio-3, el desarrollo del nitrógeno, conjuntamente con el perfeccionamiento y extensión de las energías renovables, van a llevar a la civilización a un grado de evolución solo al alcance predictible, y con reservas, de unos pocos escogidos con el don de la clarividencia, de habitual hipercríticos con un sistema cuya única finalidad abstrusa es preservar a las elites de las masas y que no suelen ser los que más seguidores cuentan.

Si la pretensión de este Gobierno maniatado de escaños que ha hecho de la cosmética del cambio su principal virtud, que ejerce el poder a fuerza de gestos, de reformas laxas, de exhumaciones mediáticas para reforzar la emotividad, de permisividad en leyes educativas que facultan la continuidad de una educación deficitaria y complaciente con el fracaso, con este anuncio de futuro automovilístico era demostrar lo sostenible de su articulado, solo ha conseguido por parte de este acólito anónimo de Chomsky en su faceta de librepensador esa carcajada incrédula ante tamaña especulación atmosférica.

Confío en que dentro de 22 años la inteligencia artificial haya sustituido en parte a los gobiernos y que las decisiones se tomen en función de criterios empíricos y cientifistas y no volitivos, y que los jueces sean escogidos por los propios jueces, o que una impresora 4D fabrique jueces perfectos que juzguen sin contaminación ideológica y que Cataluña sea un nuevo país, pero solo si una mayoría lo quiere; y que los dioses actuales sean archivados junto a Apolo, Zeus y Zoroastro, y que los obispos y los curas no cometan más guarradas con los niños, y que los modelos predictivos climáticos hayan vuelto a errar, como hasta ahora, y los almendros sigan floreciendo por febrero. Y al líder de Vox lo haya partido su propio rayo, y que Casado forme parte de la oposición municipal de Aravaca, y que Rivera lidere una ONG interplanetaria de rehabilitación. Y yo que lo vea y que lo lea.