La eliminación a las primeras de cambio del Villarreal B en el play-off de ascenso a Segunda da mucho margen de tiempo a la dirección deportiva para planificar la plantilla de la próxima temporada, la 2019-20. Siete futbolistas del actual plantel no serán sub-23 y eso es un hándicap para el club, que prácticamente basa sus plantillas del filial mayoritariamente con futbolistas que ocupen plaza sub-23, por aquello de poder jugar en el primer equipo de manera puntual y luego regresar al filial. Unos se quedarán, otros se marcharán con la carta de libertad y no se descartan algunas cesiones. En el caso de Enric Franquesa, este renovó por dos temporadas el mes de marzo pasado.

Así, está en el aire el futuro de muchos jugadores que no tendrán ese requisito para el próximo curso liguero, como para algunos que siendo sub-23 no seguirán. Y de la misma manera, está en el aire el futuro del técnico jienense Miguel Álvarez, quien ha completado su segunda temporada en el Villarreal B habiendo disputado dos play-offs. Apunta a que podría seguir en el cargo, al igual que Pere Martí en el C y Miguel Ángel Tena en el juvenil. Pero quién sabe si habrá cambio generacional y se quiere promocionar al moncofense Pere Marí al B.

Los jugadores que no serán sub-23 son los defensas Carlos Blanco y Xavi Quintillà, así como el centrocampista Adrián Riera y el delantero Mario González. Ya no lo eran la pasada temporada tanto Roger Riera, Ramón Bueno y Rubén Mesa. Luego está el caso de los porteros, que aún teniendo más de 23 años pueden subir al primer equipo y bajar al filial hasta los 25 años (sub-25). Así que en el caso de Joan Femenías podría alternar los dos equipos en caso de que Javi Calleja requiera de sus servicios en un momento dado.

La pasada temporada no se produjeron excesivos cambios en el plantel después de haber disputado la fase de ascenso a Segunda. Solo se realizaron tres incorporaciones durante el mercado de verano: Carlos Blanco, Emmanuel Lomotey y Adrián Riera.