Los acantilados de la Marina Alta ya han dado más de un susto. En el Cap Negre de Xàbia, los desprendimientos han llegado a afectar a terrazas y piscinas de chalés. El ocurrido en octubre de 2010, tras un episodio de lluvias torrenciales, se llevó ladera abajo la balaustrada de la terraza de una vivienda. En Xàbia, otro desprendimiento en la barraca arrastró una piscina. Mientras, hace años, en Ambolo, se vino abajo parte de un chalé. La construcción en los acantilados entraña riesgos, pero no declina. La fragilidad de este litoral también genera impacto económico en el turismo. La cala de Ambolo lleva cerrada desde hace años por la caída de piedras. Y ahora se han renovado las redes que frenan la erosión en el acantilado de la playa del Moraig, en el Poble Nou de Benitatxell.