Una familia crea un centro para los dependientes "olvidados"

El 20 de julio de 2021, Marc Alfonso Sánchez cumplirá 21 años. Será entonces cuando este joven de Benavites, con parálisis cerebral desde su nacimiento, se vea ante un cambio drástico, cuando deba dejar el centro de educación especial Sant Cristòfol de Sagunt pues, al concluir la edad legal de escolarización, él y su familia se verán abocados a una difícil dicotomía: Llevarle a un espacio para la Tercera Edad o que se quede a diario en casa, con todo lo que ello implica.

Tras constatar que Marc no tendrá una plaza en ningún centro especial de día para discapacitados, su familia ha asumido el reto de impulsar la creación de un centro. «La única salida que se nos da desde Servicios Sociales es un centro de día o residencia de la tercera edad. Marc tiene 20 años, no 65, necesita relacionarse con personas jóvenes que le permitan socializar e interactuar», contaban a Levante-EMV Estela Sánchez y Gabriel Alfonso, padres de Marc.

Sin resignarse ante eso, ambos están impulsando la creación de un espacio-hogar de acompañamiento para la etapa adulta con horario de lunes a viernes de 9:30 a 17:30; más una posible ampliación los sábados de 10 a 13h con el objeto de conciliar la vida familiar, laboral y personal de cuantos viven el día a día con personas dependientes con porcentajes superiores al 65%, que además se ven «olvidados» por el sistema o «arrinconados».

«Como madre no se me puede decir que lo aparque en una residencia. Pero entonces me planteo: ¿tengo que renunciar a mi trabajo y dedicarme a él 24 horas al día? ¿O contrato a otra persona para que lo cuide?; en ese caso, ¿sería suficiente con una?. La respuesta no debería quedar en mi campo, el Estado debería garantizar el bienestar de todos, los dependientes con mayor determinación», apunta Estela Sánchez, consciente de que decenas de madres llevan décadas renunciando a sus trabajos por el cuidado de sus hijos y la igualdad sigue siendo utópica.

Salida para más jóvenes

Ahora, la familia lucha por consolidar su sueño, el centro «Somos felices», un espacio que también podría ser una salida para otros alumnos del CEE Sant Cristòfol. «Estamos supersatisfechos de nuestro paso por allí. Además, tanto el centro como el AMPA están impulsando nuestro proyecto ya que son muchos los jóvenes condenados a quedarse en casa por la inexistencia de plazas en la zona», añaden.

El lugar que proyectan está pensado con capacidad para 15-20 jóvenes con afecciones y funcionalidades diversas, que podrían disponerse en tres aulas con la atención profesional pertinente y las condiciones de acompañamiento y socialización apropiadas. El proyecto, que han redactado íntegramente los padres de Marc, contempla la disposición de talleres, eventos, formación y desarrollo de relación social, física, cognitiva y emocional. «Nuestro hijo merece como mínimo las mismas posibilidades que otro joven de 21 años a quien nadie osaría enviar a un espacio de la Tercera Edad. Queremos garantizar la felicidad de un sector invisible de nuestra sociedad», dicen.

En busca de apoyo oficial tras el de Mensajeros por la Paz

 El proyecto que impulsa la familia de Marc cuenta con el apoyo de Mensajeros de la Paz, una entidad con más de 52 años de experiencia en la dinamización de este tipo de proyectos, y muy especialmente de su vicepresidente José Osuna. No obstante, los padres del joven tienen claro que la respuesta de la administración es esencia. «Me he reunido con el presidente de la Mancomunitat Les Valls Toni Sanfrancisco, que se ha comprometido a cooperar; tanto el presidente de la Diputación de Valencia, Toni Gaspar, como el alcalde de Sagunt, Darío Moreno y la alcaldesa de Almenara Estibaliz Pérez conocen el proyecto y han explicitado su compromiso. La cesión de un local para el centro sería un paso esencial. Por eso, esperamos el máximo apoyo» añadía la madre.