Regina Laguna, Valencia

«Ha volcado el metro. Estoy en las estación de Jesús y aquí no viene nadie, pero estoy bien». Pasaban diez minutos de la una de la tarde del lunes 3 de julio y los padres de Víctor recibieron una llamada de su hijo informándoles, y tranquilizándoles a un tiempo, del mayor accidente de metro en la historia de España. El joven, de 17 años, es uno de los ocho supervivientes del primer vagón de la línea 1 del metro que presenció cómo el tren cogía la curva a una gran velocidad y descarrilaba tras dar bandazos a derecha e izquierda contra las paredes.

Víctor y su amigo, de 18 años, habían subido en la estación de la Plaza de España al primer vagón, el del conductor. Estaba lleno y tuvieron que quedarse de pie entre la cabina y la zona de pasajeros. La supervisora entraba y salía de la cabina charlando con el conductor, hasta que vieron cómo el tren entraba en la curva a demasiada velocidad, pero ya no la tomó. «Vio la curva, torcer y volcar», explicaba gráficamente su padre. El testimonio en tercera persona que a continuación se relata es el primero de uno de los ocho supervivientes que vieron cómo ocurría la tragedia a través del cristal de la cabina del conductor.

La tragedia nos la cuenta el padre de Víctor: «Mi hijo se da cuenta de que va muy deprisa y de que el vagón no coge ni la curva, sigue recto y descarrila. El vagón iba lleno y va dando bandazos a derecha e izquierda contra las paredes del túnel, comienza a ladearse hasta que vuelca y sigue arrastrando por el suelo. Ve a la gente salir despedida por las puertas de atrás, que se abren con el impacto. Se suceden relámpagos de luz y flashes mientras la gente va desapareciendo del vagón. Ven a los pasajeros caer y deslizarse, hasta que el vagón cesa de arrastrase sobre la vía y se detiene volcado sobre un lateral».

El vagón iba lleno de gente

«El vagón iba lleno, pero dentro ya no hay gente. Está oscuro y cuando desaparece el polvo se iluminan con el móvil. No hay gritos ni ruidos, están todos muertos, pero no se ven personas, sólo restos de carne. Mira a través del cristal y en la cabina tampoco hay nadie. El conductor y la supervisora han salido despedidos». «Víctor y su amigo intentan abrir el parabrisas golpeando con las piedras que había en el fondo del vagón, pero no lo logran. Esperan un rato a oscuras esperando a que vengan los bomberos. Mientras tanto, se van encontrando a la luz de los móviles y tranquilizándose unos a otros». «La más afectada es una niña -la pequeña gimnasta de Torrent-. Le preguntan: ý¿Estás sola, vienes con tu madre?ý Y la niña sólo acierta a decir: ýNo séý. Después hay una señora mayor, una anciana que no cesa de buscar su bolso y a la que los bomberos tienen que sacar más tarde por el cristal de la cabina del conductor, tras romperlo con las hachas, al ser muy mayor para izarla por las ventanillas que han quedado arriba». «También hay un hombre mayor que había sobrevivido a un infarto la semana anterior, un chico sudamericano y un joven negro que no hablaba español. Al fondo del vagón, en el último minuto, se aperciben de que hay otro hombre que parece perdido y que repite sin parar: ýIba con mi hija, iba con mi hijaý».

«No bajéis, esperaros arriba»

«ýNo bajéis, esperaros arribaý. Pasaron los primeros equipos de rescate y les preguntaron: ý¿Estáis bien?ý Les dijeron que sí y siguieron su camino para llevarse a los heridos de los otros vagones. Cincuenta minutos más tarde les sacaron por arriba a través de las ventanillas que habían quedado en la parte superior tras volcar el vagón». «Eran las 14.10 cuando vimos salir a mi hijo por la boca del metro en la estación de Jesús», explica el padre de Víctor. Llevaban esperándole allí desde la 13.25 horas, pero estaban tranquilos porque habían hablado con él. Estaba ileso, sólo tenía un hematoma, al igual que su amigo. «Tal vez al ver venir lo que iba a pasar le salvó la vida», recuerda al padre a este periódico desde su pueblo, a donde han ido a pasar el fin de semana para que el joven descanse, pese a que no demuestra estar afectado. De hecho, el jueves volvió a coger la línea 1 del metro en Jesús para ir al centro a comprarse discos.