Levante-EMV, Valencia

Ilija Stanic, el único procesado por el asesinato del general Vjekoslav Luburic, ocurrido en Carcaixent en abril de 1969, afirma ahora que no actuó solo, sino que fue una pieza menor dentro de una conspiración «al más alto nivel». Stanic reside en Sarajevo, la capital de Bosnia y Hercegovina, donde ha sido localizado por un periodista valenciano. Durante 37 años ha conseguido escapar de la Interpol. Ahora asegura que se limitó a facilitar la entrada en la casa a los auténticos autores del asesinato.

Luburic había sido el responsable de los campos de concentración de la Croacia nazi (1941-1943). Tras finalizar la II Guerra Mundial se refugió en España, donde gozaba de protección por parte del régimen franquista. Poseía una imprenta en la calle de Santa Ana de Carcaixent, desde donde imprimía propaganda contra la Yugoslavia comunista del mariscal Tito. Stanic era un joven empleado de la imprenta. Huyó horas después del crimen y la Interpol jamás consiguió localizarle. Regresó a Yugoslavia y reside en Sarajevo.

Una investigación del periodista Francesc Bayarri ha permitido localizar a Stanic. Con este material, Bayarri ha escrito un libro, titulado Cita a Sarajevo, que la editorial L$27Eixam ha puesto a la venta este sábado . Por su parte, la productora Malvarrosa Media prepara un documental con imágenes inéditas y sorprendentes sobre el caso.

Ilija Stanic ha accedido finalmente a ser entrevistado y ofrece una versión de los hechos diferente a la historia reproducida durante tres décadas en la prensa europea y en las páginas web sobre los genocidios del siglo XX.

Siempre se ha repetido que Stanic era un espía comunista al servicio de Tito. Y que la operación de liquidación de Luburic fue un plan diseñado al milímetro. De acuerdo con esta versión, Tito había conseguido infiltrar a uno de sus hombres entre los refugiados croatas en España, para obtener información sobre sus actividades y para finalmente eliminar a uno de los líderes croatas más activos entre el exilio. Stanic niega ahora su pertenencia a los servicios secretos de Tito, aunque admite que se benefició de privilegios al regresar a Yugoslavia. Su versión es que fue engañado por otros croatas exiliados que estaban enfrentados a Luburic. Tal como ha comprobado el autor de la investigación periodística, en el Sarajevo actual, después de una guerra civil cruel y de la desintegración de Yugoslavia, las versiones de todos deben ser tomadas con cautela.

Traicionado por los conspiradores

Stanic reduce considerablemente su participación en el asesinato. Declara que él se limitó a facilitar el acceso a la casa de Luburic de los auténticos autores materiales del crimen. Además, asegura que fue traicionado por los conspiradores, quienes no cumplieron sus promesas para asegurar su fuga. Tras el crimen, la imprenta de la calle de Santa Ana continuó funcionando algunos años, pero la comunidad croata refugiada en España tomó medidas ante lo que pensó era el inicio de una cadena de represalias.

Uno de los documentos más buscados en la actual investigación periodística fue el sumario del caso. Este elemento podría haber aportado datos importantes para confirmar o desmentir las nuevas versiones. La historia del sumario no resulta menos rocambolesca que la fuga de Stanic. En el almacén de los juzgados de Alzira, donde se llevó a cabo la tramitación de la causa, el sumario no se encuentra en la estantería correspondiente.

El expediente estuvo en manos de la Audiencia Provincial de Valencia durante algún tiempo, pero luego pasó a unos almacenes que la Administración de Justicia posee en Moncada. Unas inundaciones dañaron una parte de los documentos archivados y, posiblemente, entre ellos se encuentra el caso Luburic.