"La clau de la llengua" la tenían ayer las más de 15.000 personas que se acercaron a la Feria de Valencia para celebrar los 25 años de "Les Trobades d'escoles en valencià". Un acto que, no obstante, quedó algo ensombrecido por el cambio de emplazamiento para algunos motivado por el peligro de lluvia y para otros, por el escaso apoyo de instituciones como el Ayuntamiento de Valencia o la Generalitat que, de hecho, no mandaron representantes al evento. Por cierto, sí estaba el presidente del Parlament de Catalunya, Ernest Benach. Pese a todo, la ilusión, la conciencia de una cultura común, unificada por el idioma, y el carácter lúdico-reivindicativo estuvieron en todo momento presentes tanto en los talleres de los colegios, como en los puestos de organizaciones tan diversas como Xúquer Viu, Salvem el Cabanyal o el Sindicat d'estudiants dels Països Catalans.

Desde primera hora de la mañana, más de un centenar de libros elaborados por alumnos de colegios de todo el País Valenciano partieron desde las diferentes comarcas con destino a una peculiar estatua elaborada por Manuel Boix. En ellos estaban plasmados los deseos, los trabajos y las ilusiones por el futuro de la lengua de toda una generación cuya principal aspiración es "poder vivir plenamente en valenciano".

La estatua de 3 metros y una de las principales atracciones de la fiesta, estaba formada por una urna de vidrio, remataba por una cabeza abierta de un niño con el agujero de una llave por el que se introducían los libros. La obra, según su creador, Manuel Boix, "simboliza la apertura de miras pues la frase de la Trobada este año es 'la clau que obri tots els panys', de Vicent Andrés Estellés". Boix, al que los asistentes pedían constantemente que se hiciera fotos con ellos frente a la estatua, añadía que "los libros depositados llevan lo que cada uno entiende que es la llave que necesita" y avanzó que luego se harán fotografías de los mismos y se subirán a internet "para que la sociedad reflexione". Además, la estatua quedará expuesta en la Faculta de Ciencias de la Educación de Alicante.

Lo primero que sorprendía al acercarse a la Feria era la gran afluencia de asistentes que provocaron el colapso de los aparcamientos y también de gran parte de las aceras del cercano barrio de Benimàmet. En segundo lugar, el carácter cerrado del recinto parecía simbolizar la falta de apoyo institucional como así sugería a Levante-EMV el secretario general de la Intersindical Valenciana, Vicent Mauri: "Miles de padres y madres, niños y niñas, profesores y ciudadanos en general han venido a dar apoyo al movimiento de escuela valenciana. Un movimiento que desgraciadamente no cuenta con el respaldo de la Generalitat valenciana ni de muchas instituciones, lo que demuestra el trato autoritario de este gobierno".

En la misma línea se expresaba el alcalde de l'Olleria, Julià Engo (Bloc). Él, más sutilmente, indicaba que la presencia es "libre" y que si "los consellers prefieren ir a otro sitio, pues ellos se lo pierden". Engo llevó consigo a su hija, de apenas unos meses y cuyo deseo, según su padre, sería "vivir al cien por cien su vida, desde que desayuna y enciende la tele por la mañana, hasta que va al kiosco y se compra un periódico o cuando estudia en la universidad o va al gimnasio, todo libremente y normalmente en valenciano".

En la jornada no faltó el comunicado por parte de los organizadores en el que reclamaban "un nuevo y amplio consenso" por la lengua". Así, el presidente, d'Escola Valenciana, Diego Gómez, acababa diciendo que "tenemos que contar con la gente, compartir experiencias porque ahora, más que nunca, nosotros tenemos la llave". Es decir "nosaltres tenim la clau".