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El AVE S-112 superó ayer con éxito la prueba de recorrer 98 kilómetros entre la provincia de Cuenca y la estación de Valencia, atiborrado de pasajeros. El viaje se realizó a una velocidad máxima de 201 kilómetros y apenas duró 36 minutos: desde las 16.31 hasta las 17,07 horas. Muy corto, pero muy intenso. El trayecto entre Cuenca y Valencia ofrece imagenes espectaculares del embalse de Contreras, permite recorrer túneles de 7,2 kilómetros (como el de la Cabrera entre Siete Aguas y Buñol) en un suspiro, adelantar a los coches que circulan por la A-3 a la velocidad del rayo (sensación que aumentará cuando se circule a 300 km/h), ver en altura el circuito de Cheste o adentrarse en Valencia en subterráneo.

Un trayecto que la mayoría de las cerca de 365 personas que viajaban en el Pato valenciano (como se conoce al S-112 fabricado por Talgo Bombardier) realizaban por primera vez. De ahí que la sensación general fueran de satisfacción aliñada de sonrisas, casi de euforia, porque la llegada definitiva del AVE a Valencia está a la vuelta de la esquina y la de ayer era la prueba del quince de que la alta velocidad se ha ejecutado y ya es una realidad. Tanta era la felicidad que Francisco Barberá y Rita Barberá celebraron con unos pasos de baile, medio agarrados, la llegada en pruebas del AVE, nada más descender del tren.

La satisfacción por el éxito del viaje en pruebas se extendió a los tres parlamentos que se ofrecieron al llegar a la estación Joaquim Sorolla de Valencia. Rita Barberá, José Blanco y Francisco Camps, por este orden, aparcaron diferencias y críticas ácidas, para destacar que el proyecto de la alta velocidad es «fruto del esfuerzo colectivo de diferentes administraciones, gobiernos, agentes económicos, sociales y de muchos ciudadanos». Y tanto el mininistro como la alcaldesa de Valencia citaron expresamente la insistente reivindicación de Federico Félix al frente de Pro-AVE.

«Valencia ha abierto para siempre sus puertas a la alta velocidad en un viaje de no retorno, que cuenta con un compromiso tan rotundo, tan sólido y tan de verdad que hace que todas las palabras que han puesto en duda esta infraestructura se las lleve el viento», destacó el ministro de Fomento.

Blanco eludió adelantar datos sobre las frecuencias y los precios definitivos del AVE Valencia-Madrid, ya que después del viaje detallaría los beneficios de la alta velocidad en el Club de Encuentro Manuel Broseta. El ministro defendió en la Estación Joaquim Sorolla que con la puesta en marcha del AVE a Albacete (el 15 de diciembre) y a Valencia (el 18 de diciembre) «se da un paso de gigante de cara a la aspiración de millones de ciudadanos de acercar el Mediterráneo». Y quiso insistir, para acallar la cantinela del PP de que el AVE estará incompleto hasta que no llegue a Castelló y Alicante, que el Gobierno «no se va a detener ya que estamos firmemente comprometidos para que el AVE siga mirando hacia Levante». Blanco puso como ejemplo «los 1.600 millones de euros» que los presupuestos de Fomento destinarán en 2011 al corredor mediterráneo (porque incluye la inversión entre Barcelona y Figueres, además de la de Murcia y Almería), además de 558 millones más para la alta velocidad en la Comunitat Valenciana, «la mayor parte destinada a que la alta velocidad llegue a Alicante en 2012». También recordó que su departamento ya está «trabajando en los pliegos para poder licitar en 2011 la línea de alta velocidad entre Valencia y Castelló», mediante la fórmula de la concesión o colaboración público-privada, «con el objeto de ponerla en servicio en torno a finales de 2014».

Aunque no quiso pasar de largo que tanto Castelló como Alicante se van a beneficiar de la inminente llegada del AVE ya que los cambiadores de ancho construidos en Valencia y Albacete permitirán a los trenes de ancho variable (los Talgo S-130 que sólo alcanzan los 250 kilómetros por hora) utilizar la nueva plataforma desde Madrid y después continuar por las vías de ancho convencional hasta Alicante y Castelló. De esta manera, viajar desde el centro de la península a la capital de la Plana «se reducirá de las 4,40 minutos a 2,55 minutos», al igual que Alicante, donde se llegará 40 minutos antes desde el 15 de diciembre.

Una mejora y unos datos que no parecen conformar al alcalde de Castelló, Alberto Fabra, quien no acudió al viaje en pruebas «porque Fomento no da una fecha inmediata para la llegada de la Alta Velocidad a la ciudad». Más conciliadora se mostró ayer la alcaldesa de Valencia Rita Barberá quien admitió que «en esta fecha tan feliz dejamos de lamentarnos por el retraso con el que muchos pensamos que el AVE llega a Valencia y celebramos que ya está aquí y, posteriormente, al resto de «nuestra comunidad cuando se conviertan en realidad la conexiones con Valencia y Castelló». Barberá también mostró su «gratitud al ministro por el buen clima de entendimiento, de colaboración y de respetuo mutuo que ha existido en los trabajos del AVE y del Parque Central» que espera se repita para continuar con las obras pendientes en Valencia hacia Castelló. El presidente de la Generalitat Francisco Camps, comparó el impacto del AVE con el de la autovía A-3, que supuso «una revolución en oportunidades y expectativas de futuro» y permitió que el puerto de Valencia «sea hoy el más importante del Mediterráneo»