Maite Ducajú

valencia

Los niños valencianos, como los del resto del país, comen mal entre horas, cada vez son más gruesos y tienen enfermedades que antes no sufrían. El abandono de la dieta mediterránea frente al abuso de la bollería industrial o la preferencia por la consola olvidándose del juego al aire libre tienen mucho que ver. El menú escolar es primordial para subsanar malos hábitos alimentarios.

"El comedor en los colegios es un servicio complementario capaz de cumplir tres funciones: la alimentación, la socialización y la educación de los alumnos. Se persigue la correcta nutrición y la adquisición de hábitos relacionadas con la alimentación que influya positivamente en su salud. Existe una planificación de menús variada y equilibrada" asegura la guía sobre esta materia de las consellerias de Educación y Sanidad.

El problema es el exceso de alimentos con grasas saturadas y bebidas carbónicas a deshoras o como sustitutos de la comida. De ahí que el Ministerio de Sanidad haya querido desterrar de los vestíbulos de los institutos las máquinas expendedoras de bollera industrial o refrescos endulzados.

La presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos de Valencia, M.ª José Navarro, respalda esta medida. Defensora del bocadillo en el patio porque, entre otras cuestiones, "es más variado y económico para las familias", recuerda que en muchos colegios se incentiva el desayuno saludable o se estimula el hábito al consumo sano.

Un ejemplo de estas buenas prácticas es el colegio Barcia Goyanes de Valencia. Su directora, Teresa Sánchez, cuenta que en su centro se programan los desayunos saludables que consisten en que un día al mes el niño traiga ex profeso de su casa una fruta concreta, un bocadillo, tostada de aceite. Al inicio del curso, en la reunión con los padres de los alumnos "les aconsejamos sobre estas cuestiones alimentarias y les pedimos que eviten la bollería. De forma esporádica no pasa nada, pero sería un problema si la trajeran todos los días".

El nutricionista clínico del hospital La Fe de Valencia y miembro del Colegio Profesional de Dietistas Diplomados de la Comunitat Valenciana, Carlos Ferrando, subrayó a Levante-EMV el dato del sobrepeso en el 40% de los niños de 3 y 16 años. "Por ley, los menús escolares deben ser supervisados por nutricionistas" indicó para subrayar el fundamental "papel de los padres ante los hábitos que deben desarrollar los niños en casa". Aconsejó evitar los menús con mucha sal, grasas y proteínas animales y aplicar una carta de platos "rotativa, variada y equilibrada".

De igual opinión es el director regional de la empresa Serunión, Antonio Rodrigo, que se encarga de elaborar los menú y las comidas en decenas de colegios. "Tenemos presente no sólo los alimentos fundamentales para asegurar una alimentación equilibrada acorde a las necesidades de los niños -como pescado, verduras y frutas- sino, también, establecemos las frecuencias y las combinaciones adecuadas para ingerir dichos alimentos" informó. Además, las guarniciones reciben una atención especial y en su elaboración se selecciona ingredientes saludables y complementarios al plato principal.

Desde esta empresa se indica que hay "una tendencia a "mediterraneizar" la dieta, lo que implica reducir las proteínas de origen animal y el porcentaje de lípidos, al tiempo que se incrementan las fibras y las vitaminas hidrosalubles". Los menús se realizan con técnicas de cocinado tradicional, adaptando las recetas a las costumbres de la región. El asesor de proyectos de Educo, Ismael López, concluye que de complemento, algunos colegios contratan el servicio de monitores "que trabajan el tiempo libre en el ámbito educativo para realizar actividades".