Muchos pediatras de centros de salud tienen que echar mano últimamente de un extraodinario don de la ubicuidad y de sus mejores dotes profesionales para visitar a tres niños a la vez y dar salida a la gran demanda que se vive en las salas de espera de las consultas de pediatría de atención primaria.

De hecho, para persuadir a sus pacientes algunos pediatras han pegado en la puerta de su consulta un elocuente cartel que dice: "El horario de citas es orientativo, por favor tengan paciencia", que se puede interpretar como el anticipo de una demora asegurada.

Esta gran presión asistencial diaria preocupa a los pediatras que se ven obligados a estar con cuatro ojos en la consulta, muy pendientes de los variados síntomas que presentan los niños y de los resultados de las exploraciones, sobre todos con los más pequeños que al no hablar no pueden orientar por donde les duele, para que no se les pasen desapercibidas patologías de complicada evolución como las neumonías o meningitis que pueden aparecer con síntomas generales.

Madres de varios menores han criticado a Levante-EMV la falta de privacidad que se vive en el interior de estas consultas, donde el mismo profesional se ve obligado a atender a dos o tres pacientes en el mismo recinto o en consultas contiguas, con la puerta abierta, y el ir y venir del pediatra, obligado a asistir a varios menores y hablar con varias madres a la vez.

La falta de pediatras es un mal ya endémico que ha denunciado sistemáticamente el Sindicato Médico en numerosas ocasiones. De hecho, un reciente informe realizado por esta organización pone de manifiesto que uno de cada tres médicos -242 de los 719, que representa el 34% de los asignados a la atención de la infancia- no son pediatras sino médicos de familia o generales, un arma de doble filo para los profesionales y las familias ya que los síntomas con los que cursan las enfermedades infantiles pueden no coincidir con los de las patologías de los adultos. Hace un lustro, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos ya cifraba la carencia de profesionales en la Comunitat Valenciana en 141. Dos años más tarde la situación, en vez de mejorar empeoró, ya se requerían 158 pediatras para alcanzar la ratio deseable de que cada profesional atienda un cupo de 900 niños.

Evitar el abuso de antibióticos

En su reivindicación, el Sindicato Médico va más allá al afirmar que no solo se requiere la creación de nuevas plazas sino que deben estar cubiertas por profesionales de la pediatría, "para atender a los niños con un mínimo de calidad científica y humana, ya que solo de esta manera podremos evitar el abuso en la pauta de antibióticos en procesos banales y habitualmente víricos en los niños, exploraciones complementarias innecesarias, y derivaciones a urgencias hospitalarias y a otras consultas sin motivo".

Un estudio realizado por el Sindicato Médico daba a conocer que en 2007, los 710 pediatras de atención primaria atendían a una población infantil de 780.694 niños. Dos años más tarde, el aumento de pediatras no fue parejo al crecimiento de la población infantil, ya que la sanidad pública solo incorporó 9 profesionales para asistir a 34.818 niños más, una dotación totalmente insuficiente.

El informe resalta que hay departamentos como el del hospital La Fe, La Ribera, Vinarós, Arnau de Vilanova, Denia, la Vila-Joiosa, San Juan de Alicante y Elda donde el número de pediatras ha sufrido un ataque de raquitismo y en vez de crecer se ha rebajado notoriamente. El caso de La Ribera es especialmente llamativo: de 34 pediatras en 2007 para atender a una población de 39.703 menores a 27 en 2009 para asistir a 41.350 niños, unos datos nada edificantes.

Aunque la ratio ideal del número de niños por profesional es de 900, hay departamentos que superan los 1.200 como Castelló, La Ribera, Gandia, Denia. San Juan de Alicante, Orihuela y Torrevieja. Para un cupo considerado como óptimo, de 800 niños por pediatra, se necesitan entre 288 y 300 profesionales más y para un cupo considerado como máximo, de 1000 niños por profesional, se requieren entre 87 y 97 nuevas plazas.

En la Comunitat Valenciana hay 719 plazas de pediatría en las consultas de atención primaria que atienden a 805.537 niños (de 0 a 14 años) que son los que están incluidos en el Sistema de Información Poblacional, pero además hay 9.975 niños que no tienen pediatra asignado por lo que el número total de menores asciende a 815.512.

A la vista de estos datos se deduce que cada profesional tiene que atender a una medida de 1.134 niños, una cifra alejada del techo máximo del millar.

El Sindicato Médico sostiene que en la actualidad, se necesitarían entre 300 y 97 plazas pediátricas de nueva creación, situando los cupos de niños por médico entre los 800 y 1000, pero si las cuentas se sacaran valorando la ratio óptima de 900 menores por profesional, se requerirían 199 nuevas plazas, una ambición utópica.

Ocho revisiones para los menores de un año

El gran caballo de batalla de las consultas de pediatría es la escasez de tiempo para atender a los menores. Dado que el 7% de la población tiene menos de un año, en un cupo de 800 menores hay 56 bebés. Como el programa del niño sano aconseja realizar en este periodo ocho revisiones de salud, "y suponiendo que tuviéramos los 30 minutos para cada visita que sería lo aconsejable, solo para esta labor necesitaríamos 60 minutos al día", refiere la delegada de pediatría del Sindicato Médico en la Comunitat Valenciana, Ana María Zaragoza, que agrega que si en vez de 800 son mil los niños asignados, habrá 70 menores de un año, lo que llevaría al pediatra a dedicar 74 minutos al día a este cometido, tiempo que solo se puede ganar con ese "overbooking" de consulta que ya es una triste realidad en la sanidad pediátrica.