En el pulso entre el paisajismo y la arquitectura para el Parque Central, ha ganado el paisaje. El jurado ha apostado por lo seguro y ha elegido el "parque tradicional en su versión moderna" propuesto por Gustafson, la única paisajista de los cinco equipos finalistas, frente las otras propuestas mucho más audaces, arriesgadas, y con algunas aportaciones brillantes. En la cuneta del concurso se han quedado dos premios Pritzker (el Nobel de la arquitectura) como la arquitecta angloiraquí Zaha Hadid (que concurría con la consultora Idom) y el británico Richard Rogers (acompañado por el arquitecto valenciano José María Tomás). También ha quedado fuera la propuesta formulada por Alejandro Zaera Polo junto al valenciano Juan Añón, así como la del arquitecto holandés Adriaan Geuze que concurría junto a la experimentada consultora Sener. Pero ya lo avisó la alcaldesa, Rita Barberá, hace un año. "Quiero un Haussman para Valencia", aseguró, en referencia al barón que derribó el París medieval para construir sus grandes avenidas.

De ahí que no se haya elegido la propuesta de Zaha Hadid que se inspiraba en las vías ferroviarias para convertirlas en "vías fluviales" y crer un "oasis en la matriz urbana" de Valencia. Un parque pensado hasta para "itinerarios falleros" y que incluía áreas de ocio juvenil o de divertimento más tranquilo y que integraba "la huerta, el marjal, el bosque y las dunas" combinado con un diseño exclusivo de farolas y parasoles para la zona verde.

Zaera Polo y Añón sugerían "365 parques en uno: el parque de la ciudad del siglo XXI". Sería un parque interactivo, "una institución con participación", explicaba ayer a Levante-EMV, Juan Añón, que comunicaría, a través de una web, el nacimiento de las flores, o la llegada de las mariposas atraídas por ellas o permitiría escoger "las hierbas con flor del prado". Se trata de un "parque online en el que se involucra a la gente en la rutina siempre cambiante de un parque físico" y en el que hasta el riego con aspersores se convierte en cita festiva.