El casino, el lugar tradicional de reunión en los pueblos, está en desuso. El tiempo, la fragilidad de sus infraestructuras y el envejecimiento de sus socios, unido a la falta de inversión económica, ha hecho que estos emblemáticos edificios —que aglutinaron durante décadas la actividad social y cultural de los municipios valencianos— se caigan a pedazos.

Sin embargo, no todos están perdidos. Algunos empresarios, jóvenes y políticos de diversas localidades intentan rescatar del olvido con nuevos usos estos edificios para que vuelvan a ser el centro dinamizador de la actividad social. Los ejemplos se repiten por todas las comarcas de la C. Valenciana.

LA COSTERA

Hasta el verano de 2006 Xàtiva contaba con el Círculo Mercantil, una entidad más que centenaria —fundada en 1894— que por problemas económicos se disolvió ese verano. Alrededor de 40 socios del extinto Mercantil (muy activo en los años cuarenta y cincuenta) se integraron entonces en el Círculo Setabense, más conocido como el Casino.

Esta sociedad posee actualmente alrededor de 250 socios pero llegó a tener 1.300 en su época dorada, los años sesenta. El local que ocupa el Setabense pasará a manos municipales antes de diez años, ya que el consistorio asumió todas sus deudas en los años ochenta a cambio de quedarse todo el edificio. En verano todavía organiza alguna cena con baile y conserva a veces el privilegio de ser el lugar en el que el alcalde pide oficialmente a la Reina de la Fira que asuma el cargo.

LA RIBERA

La Ribera es una comarca rica en casinos centenarios, aunque pocos de ellos han sido restaurados. El Casino Lliberal de Algemesí fue reabierto en septiembre de 2008 tras su rehabilitación integral. Estuvo vinculado al Partido Liberal, que lo erigió en 1911 en plena calle Montaña, donde se encontraban las sedes de los principales partidos, hoy todas desaparecidas.

Alzira preserva algunos de los tradicionales casinos. Dos de los más activos durante el siglo pasado a nivel político aún están en pie. Se trata de la antigua Casa del Pueblo vinculada a la UGT, sindicato que aún mantiene como sede parte del antiguo edificio, aunque su fisonomía no se conserva como era en origen; y el Ateneu Mercantil Industrial, vinculado al PURA de Vicente Blasco Ibáñez y que ahora es un edificio municipal pendiente de rehabilitar. Como centro recreativo destaca el Círculo La Gallera, un casino construido por los ricos más como sede de juego y ocio que política, indica la historiadora Pilar Rovira.

Sin duda, la ciudad que más vivas ha mantenido estas instalaciones es Sueca. Cuatro son las sociedades recreativas históricas de la capital de la Ribera Baixa: El Garbí, fundada en los años 60. L´Agricultura es la sociedad recreativa de las familias acomodadas y, por tanto, un casino históricamente conservador. El Ateneu Sueco del Socorro, fundado en 1869, es la referencia histórica por excelencia de la capital de la Ribera Baixa. Sociedad difusora de cultura y solidaridad, de carácter liberal y republicana, vio cortada su trayectoria tras la guerra civil, cuando fue incautado por la Falange. Sus socios-propietarios lo recuperaron con la democracia. La incorporación de jóvenes le ha llevado a contar con medio millar de socios. Frente al casino republicano se encuentra lo que hasta hace pocos meses fue el Centro Católico y Cultural La Lealtad, vinculado al colectivo carlista de la Comunitat. Sigue abierto al público como bar. El pequeño Polinyà de Xúquer conserva dos de sus históricos casinos.

LA SAFOR

La decadencia de este tipo de locales ha hecho que desaparezcan todos los casinos como tales. De aquellos centros de reuniones sociales que en los años 60, 70 e incluso principios de los años 80, estaban en su punto álgido, en la actualidad ya no queda ninguno en la Safor que cumpla esas funciones. En el caso de Palma de Gandia, el edificio donde estaba el casino fue derruido hace más de una década y en l´Alqueria de la Comtessa el antiguo casino hoy está convertido en un bar.

En Villalonga, el antiguo casino lo compró el ayuntamiento para construir en él un centro social. Caso aparte en la Safor merece el denominado Braç Treballador, en Tavernes de la Valldigna, considerado como casino pero que tras dejar de funcionar como tal ha sido adquirido por el ayuntamiento para destinar allí un centro social y cultural.

En Gandia existe un edificio denominado Fomento de Agricultura, Industria y Comercio que, si bien no es un casino al uso, a veces ha realizado esa función. El único que sí puede considerarse como casino es el Centre Olivense, ubicado en el centro histórico de Oliva, pero también por su decadencia en los últimos años lo ha adquirido el ayuntamiento para reconvertirlo en un centro cívico público.

LA MARINA ALTA

La Marina Alta vivió a mediados del siglo XIX su particular belle époque. El comercio de la pasa convirtió Dénia en una ciudad efervescente donde el Teatro Principal y el Casino Dianense bullían de actividad. Ambos estaban situados en lo que ahora es la plaza del Consell. El cronista de Dénia, Vicent Balaguer, recordó ayer que en aquellos años la floreciente burguesía de la pasa se divertía en el teatro y el casino, donde se sucedían los bailes y, sobre todo tenía éxito, el de máscaras del día de Carnaval. Antes de que existiese ese casino, los bailes se celebraban en els Baixos de l´Ajuntament e incluso en lo que ahora es el salón de plenos. Otro casino de la época era el Neutro, bautizado así para evitar cualquier connotación política. En Dénia había una intensa vida nocturna, cultural y de ocio. La pasa dejaba dinero y estaban muy en boga la ruleta y el juego («el obrero deja su escaso jornal y el hacendado destroza su hacienda», indica un documento de la época). Pero los casinos empezaron a declinar al hundirse el comercio de la pasa por la filoxera y la guerra de aranceles.

La excepción es Parcent, que ha mantenido hasta hoy la sede del casino, aunque se ha perdido el antiguo uso. En este casino se reunían vecinos de todos los pueblos de la Vall del Pop. En los años 70, hubo en Xàbia un intento de adaptar a los nuevos tiempos ese espíritu de casino. Fue el Tosalet Casino Club de la selecta urbanización del Tosalet. Pero era más que nada un club exclusivo y, por tanto, nada tenía que ver con los viejos y populares casinos.

CAMP DE MORVEDRE

El Casino de Productores de AHM del Port de Sagunt es, con sus 800 socios, uno de los más activos en El Camp de Morvedre. Además de actuar como centro de reunión para tertulias, juegos de mesa o disfrutar de su biblioteca, esta entidad creada antes de 1928 —que antaño estaba reservada para los ingenieros de la Fábrica—mantiene otras actividades: Un club y una escuela de tenis, otro de buceo, así como clases de bailes de salón. Por ello, su directiva cierto sabor agridulce al hablar de sus dos sedes y de su futuro. En Sagunt, la Sociedad Vitivinícola creada cuando la ciudad mimaba la vid opera como punto de reunión de referencia, junto a la sede de los cazadores, además de mantener otras actividades de ocio o cinegéticas.

En el resto de la comarca, más de cien años contemplan al casino de Canet d´En Berenguer, lugar de reunión fundado por la asociación de cazadores de la localidad que sigue manteniendo este local, un verdadero santo y seña de la población. En un caso similar se encuentra el casino de Algar de Palància, que sigue existiendo bajo el amparo del ayuntamiento, o el que opera en Algímia d´Alfara.

En Les Valls, Faura, Benifairó y Benavites también pueden presumir de tener en marcha unos locales con solera, cuyos orígenes se remontan en su mayoría a antiguas sociedades de agricultores creadas antes de que existiera la Seguridad Social para garantizar la asistencia médica o incluso los entierros.

CASTELLÓ

Borriana ha sido localidad de casinos debido al auge de la producción de la naranja a principios del siglo XX. El Circulo Frutero fue inaugurado en 1926, y ha sido el último en caer. Hasta la fecha era la sede de la Sociedad de Cazadores Tiro de Pichón, pero en 2008, el contrato de arrendamiento finalizó, y la sociedad se fusionó con la Sociedad Filarmónica Burrianense, para alojarse las dos en el mismo casino, propiedad de la Filarmónica.

En los años treinta nacieron y aún se conservan, el Gran Casino, ahora de la Caja Rural, en la calle La Carrera, y utilizado como sala de exposiciones y eventos en su gran parte, y el Club Ortega, en el Plà. Y en los cincuenta, otra época de auge, hizo que se reformarán el Gran Casino y el Circulo Fruteo, y surgieran el Club 53 y el Centro España. Además de estos, en el siglo XIX, existía el Casino de la Agricultura en el centro de la localidad, el Casino Burrianense, el Club Taurino, el Casino del Centro Republicano, y el Club Ciclista, ahora ya desaparecidos, y todos situados en la plaza Mayor y el Plà.

En la actualidad, el Centro España, Club Ortega y el Club 53, se mantienen en sus casinos, pero como comisiones falleras, lo que ha ayudado a recuperar estos centros. Con más de dos siglos de historia —las primeras noticias del Casino datan de 1847—, la ciudad de Segorbe continúa contando con su emblemático edificio que actualmente es gestionado por El Círculo Segorbino y en el que además de jugar partidas de cartas y escuchar música, se celebran actos y presentaciones culturales importantes. De propiedad municipal, el ayuntamiento invierte en varios arreglos como el tratamiento de las termitas del centro, todo de madera tallada, o la adecuación del mismo y la asociación gestora se encarga de su mantenimiento. Este casino fue un proyecto auspiciado por el poeta Ramón de Campoamor, gobernador civil de Castelló y se inauguró en abril de 1848 en otro edificio distinto al actual.

El impulso de los ayuntamientos

En la comarca de l'Horta, la iniciativa más reciente la protagonizaba hace unos días un empresario de Museros que convocó un multitudinario almuerzo en el entorno del antiguo casino de principios del siglo XX, con el objetivo de revitalizar su actividad y volver a convertirlo en el centro de convivencia, lugar de ayuda mutua en las situaciones difíciles y motor de iniciativas culturales. En esa jornada se reunieron cientos de personas y han nacido diversos proyectos. No obstante, Museros no es un ejemplo aislado. En la última década, en l´Horta han aparecido diversos proyectos para reimpulsar los casinos, la mayoría con respaldo municipal. En Alaquàs la pervivencia del histórico casino modernista, l'Ateneu, se ha debido a dos factores. Por un lado, hace varias décadas la institución se abrió a otros colectivos como las asociaciones de colombaires, cazadores o el Club de Ajedrez, con los que comparte sede. Por otro, un convenio con el ayuntamiento permitió acometer una reforma integral en el emblemático edificio, ubicado frente al Castell, que se inauguró en 2003. Hoy, además de lugar de encuentro y tertulia, dispone de un salón polivalente abierto a las entidades sociales. En Quart se ha optado por una fórmula similar. Un convenio con el consistorio permitió rehabilitar uno de los edificios de principios del siglo XXI más bello de la comarca, situado frente al ayuntamiento. Ahora lo comparten la propia sociedad, las dos bandas de música, el club de ajedrez y la asociación de cazadores.

En Torrent, la mayoría de casinos tuvieron su momento álgido a principios del siglo XX y estaban vinculados a partidos políticos. Hoy, los edificios que han pervivido están en el entorno de la Torre y en manos privadas. Restaurantes u otras actividades los ocupan. El último gran proyecto de restauración lo ha acometido un empresario que convertirá el casino en un restaurante inspirado en los años 20 y donde el proyecto incluye recuperar las históricas tertulias. En Paterna, el ayuntamiento compró hace dos años el Casino de la Plaza del Pueblo, en manos de la familia Trènor y cerrado desde hacía décadas, y lo está restaurando a través de diversas iniciativas. El objetivo es «devolverle el uso que ha tenido toda la vida, como punto de encuentro de los vecinos», en palabras del alcalde, Lorenzo Agustí.