La decisión de la Conselleria de Educación de resucitar el debate de la jornada continua en los colegios públicos de Infantil y Primaria, es decir concentrar las clases entre las 9 y las 14 horas, abre un nuevo frente de conflicto en las ya deterioradas relaciones entre padres y maestros después de que estos últimos optaran por suspender actividades extraescolares como carnaval, fallas y excursiones para protestar contra los recortes.

Apenas cuatro años después de que la Generalitat decidiera «dar carpetazo» a la jornada continua, el mismo partido en el poder cambia de opinión y está dispuesta a permitir que de cara al próximo curso los consejos escolares de centro puedan decidir por mayoría simple el paso a la polémica jornada continua que ya aplican de forma generalizada los institutos públicos en Secundaria.

En julio de 2008, la entonces secretaria de Educación, Concha Gómez, anunciaba en rueda de prensa el «carpetazo» definitivo al debate de la jornada continua con el argumento de que «las clases solo por la mañana agrandarían las diferencias entre la escuela pública y privada» o porque este cambio de horarios «es dificilmente compatible con la lucha contra el fracaso escolar».

Estas palabras no se han tenido en cuenta en el borrador de la orden que establece las normas de carácter general por las que se regulará el calendario académico y la jornada lectiva que está ultimando el departamento que dirige la consellera María José Catalá, que está dispuesta a contemplar la reivindicación histórica de los sindicatos docentes de que sean los consejos escolares de los centros públicos quienes decidan los horarios.

Si Educación no introduce ninguna disposición adicional en la futura orden, para cambiar la jornada lectiva bastaría un acuerdo del consejo escolar por mayoría simple. La composición de este órgano de gobierno de los colegios públicos hace que, ante la división de docentes y padres respecto a la supresión de las clases por la tarde, el voto decisivo que deshaga el empate lo tengan el representante del ayuntamiento o del personal de administración y servicios (PAS) en el consejo escolar de los colegios de una línea (6 unidades o clases de Primaria y 3 de Intantil) o más. En los centros más pequeños, donde el PAS —conserje, auxiliar administrativo... —no tiene representación, el teórico empate técnico en el consejo escolar lo podría deshacer el concejal de Educación o la persona que le represente.

Según el borrador de conselleria, los colegios que aprueben en consejo escolar el cambio de horario —petición que deberán hacer cada curso—, tendrán que remitir su solicitud a la Dirección Territorial de Educación antes del 31 de mayo del curso escolar anterior para el que se solicita la modificación de la jornada. Si se cumplen los requisitos de no disminuir las horas de clase y mantener los correspondientes descansos para el alumnado, la dirección territorial deberá autorizar el cambio antes del 31 de julio.

Estos plazos, teniendo en cuenta que la matriculación de niños de 3 años en Infantil comienza la segunda semana de mayo, hará que los padres de los futuros alumnos desconozcan si el centro en el que están inscribiendo a sus hijos dará o no clase por la tarde.

La innovación, un atajo directo

El borrador también contempla una vía directa para que la dirección territorial de Educación pueda introducir la jornada continua sin necesidad de un acuerdo previo del consejo escolar. Esta excepción afecta a aquellos colegios que participan en planes de innovación y experimentación educativa «que requieren de modificación horaria para la aplicación de estos programas».

En caso de que el Consell saque adelante la orden de calendario escolar y jornada lectiva, se espera una primavera caliente en las aulas de Infantil y Primaria, con referendos incluidos. Según ha explicado el presidente de la Asociación Valenciana de Directores de Infantil y Primaria, Vicente Ripoll, en una reunión que mantuvieron hace unos meses los representantes de los directores de los colegios públicos de Alicante, Valencia y Castelló con la directora general de Educación y Calidad Educativa, Beatriz Gascó, ésta les comunicó que la jornada continua no se tomará sin consultar previamente a los padres. «Nos dijo que en cada colegio se convocará un referéndum y el cambio de horario no se adoptará si no lo aprueban el 60% de las familias de los alumnos en una votación en la que participen más de la mitad de los padres», cuenta Ripoll. Sin embargo este requisito previo del referéndum de padres no consta en el borrador.

Consulta a los padres

Desde la principal confederación autonómica de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) de la C. Valenciana, la Gonzalo Anaya, se ha anunciado la convocatoria de un referéndum para que las familias puedan votar si están de acuerdo o no con la modificación de horarios. Además, una de las dos federaciones provinciales de AMPA (FAPA) de Alicante, la Gabriel Miró, tras la promesa de la consellera Catalá de que si los padres no quieren no se cambiará la jornada, ha remitido una carta al secretario autonómico de Educación, Rafael Carbonell, en la reclaman que la orden del calendario escolar incluya, para un posible cambio de jornada, la votación del 75% de las familias y, además, que el resultado sea también afirmativo entre tres cuartas partes de las familias. «Es la forma de asegurar que al menos la mitad de los padres estén por el cambio y, en caso contrario, dejar la jornada como está, que es lo que defendemos», subraya Ramón López, presidente de la Gabriel Miró.

Desde FAPA Valencia, su presidenta Remei Santacatalina, rechaza los planes de conselleria de hacer posible la jornada continua en los colegios públicos, pues esto «no mejora el rendimiento académico, ni concilia la vida laboral y escolar de las familias».

La exhumación de la jornada continua por la Generalitat tiene difícil justificación, a no ser la de ahorrar costes, pues los argumentos con que el mismo partido al frente del Consell hace cuatro años dictó el requiescam in pace de la reivindicación sindical de que los colegios decidan de manera independiente que tipo de horarios adoptan son difíciles de rebatir.

Entonces, la secretaria autonómica de Educación durante la pasada legislatura, Concha Gómez, aseguraba que la jornada continua « va en detrimento de la escuela pública y tiene un efecto perverso al desvirtuar uno de sus principales fines, la compensación de desigualdades». Así, afirmaba que en las autonomías donde se han concentrado los horarios «el resultado ha sido negativo porque se ha producido numerosas huidas de la enseñanza pública a la privada concertada con lo cual son aquellas familias con menos recursos las que se ven más perjudicadas». «Las clases sólo por la mañana agrandarían diferencias entre la escuela pública y privada», concluía Gómez no sin recalcar que esto «dificultará aún más la ya complicada conciliación de la vida laboral y familiar».