A menos de 12 horas de verse en la calle con su hija de 13 años, Gisela se puso en contacto con la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH). Estaba desesperada. Aún lo está. Gracias a la presión ciudadana, ayer consiguió un mes más de plazo para la orden de ejecución de desahucio de su vivienda de La Torre, por la que pagó 16.800 euros hace 12 años. Pero su pesadilla no ha terminado, y ella lo sabe. ¿El motivo? Poner su piso como aval de un préstamo para dividir la herencia de otra vivienda.

Ahora la mujer se sabe "estafada". Por aquel entonces (año 2008) hizo "lo que la financiera me dijo que hiciera". Cuando comenzaron a llegarle las notificaciones del juzgado -que para más "inri" recibía con más de dos meses de retraso- denunció la estafa de la que ha sido víctima. "Yo no he visto ni un euro del dinero del préstamo. Jamás pensé que por una herencia perdería mi casa. Ya se han quedado con el piso de la herencia y ahora vienen a por éste. ¿Qué hago yo en la calle, sin ingresos, con mi hija de 13 años?" Gisela lloraba ayer desconsolada. Se gana la vida limpiando las casas "que me van saliendo". Nada fijo. Con suerte, gana 50 euros a la semana. Lo normal son 20.

Los integrantes de la PAH recibieron la llamada de socorro de Gisela en medio de la manifestación de la huelga general del pasado miércoles. Saben que la movilización debe ser rápida. Y ayer, una vez más, los integrantes de la PAH abandonaron sus quehaceres diarios para plantarse ante la vivienda de Gisela con un único objetivo: Paralizar el desahucio. Y no se movieron de allí hasta que lo consiguieron y el servicio de Embargos notificó la suspensión. Entonces, el grito fue unánime: "¡Sí se puede! ¡Sí se puede!". Gisela seguía llorando, agradecida por la respuesta de unas personas a las que no conocía de nada.

"El triple asesinato de Antonio Anglés está a punto de prescribir, tras 20 años. Pero a esta pobre gente la enterrarán con su deuda". Miguel -o Miguelón, "nombre de guerra" de este integrante de la PAH- resume de esta forma la "injusticia" de un sistema que está decidido a combatir. "Esto tiene que acabar ya porque ni en tres vidas se pagan estas deudas", concluyó.