La Universitat de València (UV) ha advertido de la contaminación lumínica y los efectos adversos sobre la salud humana que puede generar la iluminación de LED blanco y ha propuesto a los ayuntamientos que hagan auditorías para reducir un 60 % el consumo energético y aprueben ordenanzas de protección del cielo nocturno.

Profesores de cuatro departamentos de la UV han elaborado un informe para explicar los efectos nocivos de la luz blanca para la biodiversidad, la observación astronómica y la salud humana, ya que el exceso de luz altera la producción de melatonina, una hormona fundamental para regular los ritmos funcionales de los órganos endocrinos y metabólicos

Según un comunicado de la institución académica, este nuevo tipo de iluminación, que implica ahorro energético y ha sido incorporado a algunos municipios valencianos, incrementa la polución por luz y por ello genera efectos nocivos.

Según las fuentes, la contaminación lumínica es un grave problema que afecta a toda la sociedad y está causado por el exceso de alumbrado público y por la instalación incorrecta de las farolas, que lanzan parte de la energía luminosa hacia el cielo.

La luz blanca, como la producida por el LED blanco, se descompone en varios colores, de los cuales el componente principal es el azul, color que se difunde más intensamente en la atmósfera que la luz de otros colores.

Según Enric Marco, investigador del departamento de Astronomía y Astrofísica, esta polución "afecta primariamente a los astrónomos, puesto que pierden la posibilidad de estudiar el cielo estrellado" y también "perjudica la salud de las personas, a la vez que la fauna y la flora nocturna adaptadas a la oscuridad".

También Francisco Martínez, catedrático de Anatomía y Embriología Humana de la Facultad de Medicina, ha dicho que la luz blanca "durante la noche reduce drásticamente la producción de melatonina, de forma que los trabajos nocturnos prolongados en el tiempo provocan graves alteraciones al sueño y al metabolismo en general, puesto que generan perturbaciones que derivan en diferentes tipos de patologías".

La melatonina es una hormona que responde a cambios en la iluminación ambiental. Se produce en la glándula pineal y participa en una gran variedad de procesos celulares, endocrinos y fisiológicos, y es fundamental para la regulación de los ritmos funcionales de los órganos endocrinos y metabólicos.

Esta luz también afecta a la biodiversidad porque la mayor parte de los organismos vivos utilizan la noche para desarrollar su actividad, ya que la oscuridad les permite escapar de la depredación, la desecación y la radiación ultravioleta".

Según Joaquín Baixeras, del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva del Parc Científic de la UV, los animales han desarrollado órganos sensoriales que les permiten utilizar ínfimas cantidades de luz ambiental o complementar las carencias con el desarrollo de alternativas sensoriales como por ejemplo el olfato o el tacto.

Es el caso de los insectos, que usan sistemas de navegación basados en estrellas del firmamento o de la Luna, pero el alumbrado artificial excesivo interfiere.

"Los insectos se ven atraídos por las farolas, con lo que verán reducidas sus oportunidades de alimentación y reproducción, a la vez que su fisiología sufrirá un estrés considerable y podrán encontrar la muerte por depredación o accidente por el choque con las farolas, la electrocución o sufrir ceguera", añade Baixeras.

En cuanto a las plantas, como otros organismos fotodependientes, entran en una fase de descanso fotosintético durante la noche, y el alumbrado excesivo puede interferir en su desarrollo.