Un año después de ser elegido Papa, Benedicto XVI cumplió la promesa de su predecesor en el cargo, Juan Pablo II, y trajo a Valencia el 'V Encuentro Mundial de las Familias' que congregó en la capital del Turia a cientos de miles de personas. Fue su primera visita a España y estuvo marcada por la muerte de 43 personas en el accidente de metro del 3 de julio de 2006.

La estación de Jesús, símbolo de la tragedia, fue la primera parada del pontífice el sábado 8. Allí rezó durante cinco minutos para pedir el "descanso eterno y la paz" de las víctimas y depositó una corona de laurel con flores blancas. Eran las doce y media del mediodía y le acompañaban los Príncipes de Asturias, Francisco Camps y Rita Barberá.

Más tarde, Benedicto XVI acudió a la basílica de la Virgen para el rezo del Ángelus. Allí sorprendió a los presentes hablando en valenciano: "Empareu-nos nit i dia en totes les necessitats, puix sou, la Verge Maria, Mare dels Desemparats". Tras el discurso a los presentes en la plaza, se reunió con los familiares de los fallecidos para rezar con ellos. Ratzinger rindió pleitesía a la patrona de Valencia y volvió a encomendarse a ella para que "sea consuelo para todas las familias que han sufrido las consecuencias del accidente, que ha sumido en el dolor y el luto a sus hijos en esta ciudad".

El gran baño de multitudes del pontífice llegó en el puente de Monteolivete junto al Palau de Les Arts, donde un río de personas celebró el V Encuentro Mundial de las Familias el sábado y asistió a la misa del domingo. En ella, Joseph Ratzinger utilizó el Santo Cáliz, dotando de autenticidad a la pieza que guarda la Catedral de Valencia, y que habría empleado Jesucristo en la Última Cena. En su visita, Ratzinger comió paella de carne y verduras como el mejor de los turistas.

Pero no todo fueron alegrías para Ratzinger en su visita a Valencia. Su llegada se producía meses después de aprobarse la nueva Ley Orgánica de Educación que modificaba la asignatura de Religión e introducía Educación para la Ciudadanía. Además, la aprobación del matrimonio homosexual en 2005 seguía sobre la mesa y el conflicto estaba servido. El entonces presidente del Gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, cosechó los abucheos „aunque fuera contra las pantallas gigantes que recogían el encuentro„ de los fieles y el Papa fue interrumpido en su discurso en la plaza de la Virgen por los pitidos cuando agradeció al Gobierno su colaboración en el acto.

"Jo no t'espere" se convirtió en el lema de aquellos que se manifestaban aprovechando la presencia e Ratzinger a favor del matrimonio homosexual, la nueva ley de Educación que dejaba al libre criterio de los centros educativos impartir la asignatura de religión o la ampliación de la ley del aborto en España. Aunque Benedicto XVI evitó cualquier crítica directa a la política del Gobierno, centró la misa del domingo en la defensa del matrimonio "indisoluble entre un hombre y una mujer" y condenó firmemente el aborto.

También fueron muchos los valencianos que utilizaron el escaparate que les ofrecían sus balcones para manifestar su desacuerdo con el gasto económico que suponía la visita del Papa a Valencia, y que finalmente ha terminado investigada por el Tribunal Superior de Justicia en el marco de la causa abierta del caso Gürtel.