«No es una situación de gota fría, de lluvias persistentes y generalizadas durante varios días, pero a estas alturas de finales de agosto hay mucha energía acumulada en las capas bajas de la atmósfera» de forma que, si irrumpe una masa de aire frío en altura, se genera la suficiente inestabilidad para desencadenar «tormentas dispersas que pueden ser fuertes o muy fuertes». Así explica José Ángel Núñez, jefe de Climatología de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la C. Valenciana, la previsión de hasta cinco días de tormentas en la costa mediterránea que prevé la Aemet.

«Esta inestabilidad es típica de final de agosto, lo que no es frecuente es que dure tantos días», apunta. En este caso la anomalía se debe más que a la elevada temperatura del mar, a la entrada sucesiva de dos masas de aire frío en altura (-12 ºC a 5.700 metros) arrastradas por sendas vaguadas o depresiones. De hecho, actualmente, según apunta Núñez, «la temperatura del Mediterráneo está entre 26º y 27º, el valor más bajo de los últimos cinco años a esta altura del año porque que el mar empezó fresco a principio de julio, con 1ºC por debajo de la media». No obstante, según el portavoz de la Aemet, aún así, «el Mediterráneo almacena suficiente energía para alimentar las tormentas».

En estos momentos el aire a 1.500 metros de altura está a una temperatura de 13º C, con lo que «los 13º o 14º grados de diferencia ya son un gradiente bastante inestable para propiciar situaciones de lluvias intensas», concluye.