El exjefe de área de la dirección general de Cooperación Marc Llinares ha dicho hoy en el juicio del denominado caso Cooperación que inicialmente no dio verosimilitud al "marronazo" que a su juicio supuso la compra de inmuebles en Valencia con el dinero público destinado a proyectos solidarios.

Llinares, que únicamente ha respondido a preguntas de las defensas durante tres horas y cuarto, ha hecho estas afirmaciones durante la quinta sesión del juicio del denominado caso Cooperación en el que se juzga al exconseller Rafael Blasco y otros ocho imputados por supuestas irregularidades en la concesión de subvenciones por parte de la Generalitat a entidades solidarias.

Marc Llinares tomó "en consideración" lo que le comunicó la técnico Eva Solá en relación a la compra de pisos, si bien ha advertido de que apenas la conocía, dada su reciente llegada a la Conselleria, y que dudó porque "había una decisión de una comisión de valoración que lleva muchos años trabajando en esto" y pensó que "debían estar en lo cierto".

"Pedí todos los expedientes de la convocatoria de grandes proyectos porque quería tener el control absoluto del acceso a esos expedientes. Hasta el momento estaban por encima de las mesas. El que quiera lo pide, se le da y lo devuelve, así hay un control de seguimiento y visualización", ha añadido Llinares, quien ha asegurado que no vetó a nadie ni impidió el acceso a los mismos.

Cuando llegó la nueva jefa de área, Amparo Ortiz, dado que en el momento de su incorporación la existente se encontraba en situación de interinidad, le comunicó lo sucedido y le propuso esperar al informe semestral "para tener constancia documental absoluta sobre si esto es o no veraz", porque le parecía "inverosímil" lo que le dijo la técnico sobre la compra de pisos.

En este sentido ha explicado que comunicó a Cyes la necesidad de vincular los inmuebles comprados al proyecto de solidaridad en Nicaragua y que en la Conselleria se estudiaron tres posibles soluciones: el reintegro de la subvención, el cambio de nombre de las propiedades o que la fundación demostrase inversiones iguales o superiores a las concedidas.

"Fue la jefa de servicio (Ortiz) la que de forma libre tomó la decisión, con mi consentimiento, de hacer un escrito para solicitar el reintegro de la subvención", ha añadido.

Ha negado haber sugerido nunca a ningún funcionario que admitiese alguna factura, así como haberse reunido con Cesar Augusto Tauroni para tratar estos asuntos o haber comido con el exconseller Blasco.

La única relación empresarial que ha reconocido haber mantenido con Tauroni ha sido una destinada a tratar de poner en marcha un negocio de distribución de rosquillas de bizcocho o "donuts", que según su testimonio nunca llegó a prosperar.

Sobre su llegada a la Conselleria de Solidaridad, Llinares ha asegurado que se trata de un asunto "vocacional" desde que, como funcionario de Sanidad, tuvo ocasión de viajar a Anantapur y conocer a Vicente Ferrer.

"Estando ya en Sanidad, el director general de Salud Pública Manuel Escolano me llevó a dos viajes Anantapur con Vicente Ferrer. Me cautivó, me propuso quedarme pero no lo hice por mi mujer y mis hijos, pero me dejó una profunda huella", ha agregado.