El Consell tiene la Acadèmica entre ceja y ceja desde hace unos meses. El PP presentó el pasado año una propuesta para reformar la entidad normativa. El pretexto era, en el escenario de la crisis, reducir el número de miembros de 21 a 11 para ahorrar. Sin embargo, como telón de fondo aparece el control político de la Acadèmia. En un par de años se cumplen los 15 que se dieron los partidos de margen para tutelar la AVL. A partir de ese momento, las vacantes serían cubiertas por elección de los propios académicos y no por los partidos en las Corts. Sin embargo, con esta reforma el PP pretendía poner el contador a cero para recuperar el control de la entidad, aunque en su momento el PP ya escogió a la mayoría de miembros. Y es que el cuerpo de académicos, con los años, pasó de estar separado por el origen de la lengua a discrepar sobre el modelo lingüístico: entre partidarios de un estandar más unificado con el catalán y defensores de formas más localistas.

Con la reforma del PP también se eliminaba del texto de la ley el dictamen del Consell Valencià de Cultura en el que se selló la paz lingüística con el aval de PP y PSPV y que reconocía la unidad de la lengua. En cualquier caso, las pretensiones del PP se han encontrado con el muro de la oposición. Al tratarse de una entidad blindada por el Estatut, es necesaria una mayoría cualificada que el PP no tiene. En la votación final será rechazada. j. l. g. valencia