Desamparada. Este es el adjetivo que define la situación de Cristina E. Fernández, una valenciana de 23 años de edad que en estos momentos se encuentra en Nepal. Aislada junto a otros nueve españoles en la turística ciudad de Pokhara „situada a 65 kilómetros del epicentro del seísmo del pasado sábado, que ha causado la muerte de, al menos, 2.400 personas„, cuenta con un billete de avión para volver a España el próximo miércoles 29 de abril. Sin embargo, con las rutas de autobuses canceladas y el aeropuerto cerrado no sabe cómo ni cuándo podrá llegar a Katmandú, que se encuentra a 200 kilómetros de distancia. Ni si, al final, logrará hacerlo a tiempo.
«Aquí ya hay gente que ya ha perdido sus vuelos y no sabemos muy bien cómo debemos actuar. Espero que las autoridades nos ayuden y podamos regresar a España sin problemas. Cuento las horas para salir de aquí. No sé cuando saldré de Nepal», relató ayer a Levante-EMV. Cristina se muestra serena mientras habla por teléfono, aunque no duda en pedir ayuda públicamente: «Hay muchos rumores entre los extranjeros que nos hemos quedado aislados. Se dice que incluso podríamos sufrir otro terremoto en la zona en la que nos encontramos, no sé lo que es verdad... Con cada temblor que sufrimos por la noche nos despertamos y nos vamos corriendo al lago; lo único que espero es que la embajada y el Ministerio de Asuntos Exteriores nos ayuden cuanto antes». Su viaje a Nepal fue concebido como el epílogo perfecto a una estancia de varios meses en tierras asiáticas. Sin embargo, todo se truncó cuando la mala suerte se cruzó en su camino.
Prácticas en un orfanato
Tras finalizar la carrera de Relaciones Internacionales, Cristina decidió trasladarse hace dos meses a la India para realizar unas prácticas en el orfanato Siddartha Free Children Educational. Con el programa finiquitado, viajó hasta Nepal con una compañera. Aterrizó en Katmandú el pasado 19 de abril, con la intención de recorrer distintas partes del país asiático.
La catástrofe la alcanzó mientras visitaba la segunda ciudad más grande de Nepal, poblada por más de 200.000 personas. «Hemos tenido muy mala suerte. Venimos aquí a desconectar y nada más llegar fuimos testigos de un accidente de autobús en el que murieron 20 personas. Luego vino el seísmo... la gente aún está en estado de shock», comentó la afectada.
Y es que la urbe de Pokhara se ha visto muy castigada por las sacudidas. «No hay electricidad en muchos sitios. Las calles están cortadas y las líneas de autobuses canceladas. El aeropuerto no está operativo. Nosotras nos intentamos cobijar en el hotel y en algún café, pero cuando notamos un temblor no dudamos en dejarlo todo e ir a la orilla del lago. Todo es incertidumbre en estos momentos», explicó la voluntaria valenciana.
A su vez, Fernández destacó que la estructura de la ciudad „formada por edificios más pequeños que los que se encuentran en la capital„ minimizó, en parte, las consecuencias de la tragedia: «En Pokhara no hay grandes edificios como en Katmandú, lo que ha sido un punto a su favor». Por último, Cristina apuntó que «el gran problema que estamos teniendo los españoles aquí y nuestros familiares es que no hay un telefono de contacto especial para esta situación excepcional. Si hay algún herido español o pasa cualquier cosa nadie sabe lo que tiene que hacer».
Cristina tiene doble nacionalidad „española y noruega„, ya que su madre procede del país escandinavo. Marit Gjelsten también habló con este diario y no dudó en mostrar su preocupación: «La verdad es cuando una hija te dice que se va a la India ya te preocupas, ya que no es el país más seguro del mundo. Al saber que viajaba a Nepal nos alegramos bastante, pero luego va y pasa esto. Menos mal que nos mandó un mensaje confirmando que estaba bien antes de que cundiera el pánico en la familia».
Marit espera el retorno de Cristina junto a sus otros dos hijos en l'Alfàs del Pi: «Voy a intentar hablar con todas las administraciones que me puedan ayudar, la embajada noruega ya ha sido muy diligente y me ha atendido. Cualquier ayuda será bien recibida».
Equipo de rescate
El tejido social valenciano también ha decidido aportar su grano de arena para intentar ayudar a los damnificados por el terremoto de Nepal. Así un grupo formado por nueve voluntarios y cuatro perros de rescate de la entidad Intervención, Ayuda y Emergencias (IAE) de Algemesí partió ayer por la mañana hacia la zona afectada por el seísmo para participar en labores de asistencia. Desde la ONG explicaron que «se trata de un equipo multidisciplinar que puede actuar en diferentes aspectos de una operativa de rescate». Tras una evaluación inicial, los especialistas decidirán si es conveniente enviar un segundo grupo a Nepal: «Nuestra intención es ayudar en la medida de lo posible a los afectados».
