Mientras el mundo entero miraba estos días a la España folclórica de los sanfermines de Pamplona que retrató para la historia Ernest Hemingway, otros toros callejeros mucho menos conocidos en el extranjero les superan ampliamente en mortalidad. Los bous al carrer de la Comunitat Valenciana se han cobrado esta semana su segunda víctima mortal en diez días. Es el tercer fallecido en lo que va de año. En esta ocasión, el muerto ha sido un turista francés de 44 años, corneado en Pedreguer por uno de los astados mientras intentaba grabarlo con el teléfono móvil. El animal embistió con violencia al hombre, provocándole heridas muy graves que acabaron con su vida. Sorprende constatar que los bous al carrer valencianos han registrado más muertos en cinco años „un total de 16„ que la fiesta de los Sanfermines en toda su historia moderna. En los 93 años de encierros pamplonicas por el actual trazado, entre la cuesta de Santo Domingo y la plaza de toros, se han registrado quince muertos. El primero, en 1924; y el último, en 2009. En cambio, sólo desde el año 2000, 49 personas han perdido la vida en los bous al carrer de la Comunitat Valenciana y más de 9.000 personas han resultado heridas.

A pesar del aura de peligro que rodea a las carreras taurinas de Navarra, especialmente en el extranjero, los niveles de inseguridad nada tienen que ver con los festejos valencianos. De hecho, son incomparables. La razón es obvia: el número de festejos. En los bous al carrer se han celebrado cerca de 30.000 festejos en este último lustro, con toros callejeros en uno de cada dos municipios valencianos. En cambio, los encierros de San Fermín no pasan de 750 desde el año 1922.

Más allá de las críticas de los grupos animalistas, el abultado balance de víctimas ha convertido a los bous al carrer en flanco de las críticas por constituir un problema de inseguridad ciudadana. Eso llevó el año pasado a la exdiputada de Esquerra Unida Esther López Barceló a solicitar la prohibición de los festejos por «el alto nivel de peligrosidad» que conlleva esta tradición de amplio arraigo y al alza en las comarcas valencianas, especialmente en la provincia de Castelló, su bastión. Aquella solicitud quedó en nada. Pero el debate en torno a los bous, surgido en una docena de municipios tras el vuelco electoral del 24-M, ha regresado a la actualidad.

Más muertes que en el ruedo

Sobre las muertes por embestidas de toros, hay otro dato interesante. En España, según la relación más completa, han muerto 55 matadores de toros en los ruedos desde el 23 de junio de 1771, cuando José Cándido Expósito moría diez horas después de ser empitonado por un toro en la Plaza del Puerto de Santa María. Para sumar 49 muertos de matadores de toros en España (no de novilleros, banderilleros o toreros de plata de la cuadrilla), hay que arrancar en el presente y remontarse hasta el año 1843. Conclusión: han muerto más participantes en los bous al carrer valencianos en los últimos quince años que matadores de toros han perdido la vida en las plazas españolas desde hace 172 años. El número de festejos vuelve a explicar este llamativo contraste.

La Federación de Bous al Carrer de la Comunitat Valenciana siempre insiste en el bajo índice de mortalidad respecto al número de festejos celebrados. Esta semana, el presidente de los peñistas, Vicente Nogueroles, ponía como ejemplo el drama de los ahogamientos. Un dato: de principios de junio a finales de agosto del año pasado (sólo tres meses) hubo 33 ahogados en piscinas y playas de la Comunitat Valenciana. En todo ese año 2014 hubo tres fallecidos en los bous al carrer valencianos, diez veces menos.