«Permitidme la licencia; si yo me entero de que mi mujer ha dado 1.000 euros, la corro a bofetadas». Son palabras del letrado José María Corbín, marido de Asunción Barberá, hermana de Rita Barberá, y letrado de la secretaria del Grupo Popular del Ayuntamiento de Valencia, Carmen García Fuster, detenida en el transcurso de la operación Taula.

Corbín fue la sorpresa de la jornada de ayer ante la Ciudad de la Justicia de Valencia, donde desfilan estos días los «investigados» por la trama de los 1.000 euros. Estaba allí por un asunto distinto, pero su vinculación personal y profesional con algunos de los protagonistas de este nuevo caso de corrupción lo convertían en noticia.

Sobre su cuñada Rita Barberá, el letrado dijo que está «bien» y recordó que no se le acusa de nada. Sólo «cuando se levante el secreto del sumario» y se «sepa de qué la acusan, tendrá que dar alguna explicación». «Habrá que ver qué pruebas tienen, porque a lo mejor es mentira», precisó.

Sobre la posibilidad de que represente a Barberá en el futuro, Corbín dijo que no hay nada porque no hay acusación, y en caso de tener que hacerlo aseguró que no lo hará gratis.

Las palabras de Corbín, más irónicas que otra cosa, se tornaron severas, sin embargo, cuando se refirió a su esposa, Asunción Barberá, a la que le atribuyen, sin estar «investigada», haber dicho a los responsables del Grupo Popular que se habían «pasado» al pedir mil euros a concejales y asesores para luego devolvérselos con dinero negro.

«Mi mujer no está afiliada al PP, ni siquiera sé si votaba al Partido Popular. Mi mujer es jefa de gabinete, por tanto todo lo que haya hecho el Grupo Popular, para bien o para mal, nada tiene que ver con el Gabinete de Alcaldía», enfatizó Corbín, quien añadió con contundencia que «esa frase no ha dicho ella» ni ha tenido nada que ver en el presunto blanqueo de dinero.

«Permitidme la licencia „prosiguió el letrado„. Si yo me entero que mi mujer ha dado mil euros, la corro a bofetadas». La verdad, sin embargo, es que «no se lo ha pedido nadie, es funcionaria de carrera y eso es lo que hay. El político es el político y el funcionario es otra cosa», dijo.

De hecho, Corbín advirtió que cuando todo esto acabe podría «ajustar cuentas» en los juzgados con quienes insistan en las acusaciones a su esposa.

«A nadie le gustan las esposas y dormir en el calabozo»

José María Corbín se pronunció brevemente sobre su defendida, Carmen García Fuster, para admitir su malestar. «A nadie le gusta que le pongan las esposas y dormir en un calabozo», dijo, aunque como abogado no está preocupado. Sobre Alfonso Grau y su presunta «soledad» en toda esta trama, el letrado aseguró que «no está solo, está casado. La que no está casada es Rita Barberá», añadió Corbín, quien no cree que tenga problemas en el caso Nóos.